El modelo Harfuch
Si bien soy un duro crítico del presidente Andrés Manuel López Obrador y de prácticamente todo lo que esté conformado por Morena, el secretario de seguridad pública de la CDMX es un servidor público digno de destacar, donde realmente los hechos valen más que mil palabras. Su trabajo es eficiente y ejemplar, digno de mencionar y replicarse, algo que no se veía desde hace muchos años en este país.
Omar García Harfuch, con tan solo 40 años de edad, es de las pocas cosas rescatables en este gobierno; un hombre joven, orientado a resultados, en el que la política y la seguridad corren por su sangre. Marcelino Barragán, su abuelo, militar de formación, fue Gobernador de Jalisco y secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Díaz Ordaz. Por otra parte, su padre, Javier Paniagua, además de ser Subsecretario de Gobierno de la República en la época de López Portillo, fue comandante de la Dirección Federal de Seguridad en el mismo sexenio.
Pero la pregunta es, ¿cuál es el éxito detrás de Harfuch?, ¿se puede replicar en otros estados? La respuesta es sencilla: Omar García Harfuch se puso a trabajar de verdad, pues independientemente de la buena coordinación que existe entre el ejército, guardia nacional y el estado de fuerza local, el trabajo que ejecutan los policías municipales es impecable y digno de destacar, ya que el secretario se ha encargado de fortalecer el área de inteligencia local, donde no se depende 100% de la Fiscalía General del Estado.
Harfuch se ha encargado de fortalecer la infraestructura tecnológica de la CDMX y de generar policías municipales que centren sus modelos de operación y reacción en inteligencia; en palabras más concretas y sencillas, Harfuch se ha encargado de que las policías municipales generen sus propias líneas de investigación, para que así, sus procesos de recolección, procesamiento, diseminación de datos e información conlleven a combatir el crimen, generando modelos predictivos que por medio de la estadística, algoritmos y la administración de fuentes de información se puedan realizar detenciones oportunas y certeras.
Como si fuera la televisión o Netflix, Harfuch ha logrado conformar un verdadero CSI municipal, donde la tecnología, las ciencias forenses, el análisis de datos, la criminología, convergen en las autoridades locales.
Contestando la segunda pregunta, sí es posible replicarlo, porque la seguridad no solo es asunto de la Fiscalía, de la Federación, Guardia Nacional, Estado o el Ejército, sino también del primer respondiente, de las autoridades locales.
México debe reformar y replantear el papel que juegan los policías municipales en el tema de la seguridad pública, no solo desde la perspectiva de sueldos sino también desde el tema de la dignificación, equipamiento y la imagen de verdaderos héroes.
En pocas palabras, el modelo Harfuch se centra en fortalecer las fuerzas municipales.
Mario Felipe Cervantes Villegas
Analista Político
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