Regreso a clases post pandemia

Marycarmen Soria 

El tiempo pasa rápido y pareciera que todo regresa a la “normalidad”, pero la realidad es que fueron dos años que los niños no asistieron a clases de manera presencial, lo cual fue igualmente difícil para todos maestros, madres, padres y los niños.

El regreso a la escuela es importante y positivo, las autoridades deben de tomar en cuenta los beneficios y riesgos en la educación, la salud pública y los factores socioeconómicos, en el contexto local.

El personal administrativo y los profesores también deberán formarse sobre cómo llevar a cabo el distanciamiento físico y las prácticas de higiene en la escuela, ¿cómo va a actuar la escuela con las niñas y niños que se han atrasado en sus estudios?

Pero también es importante la salud mental de los estudiantes, cómo ayudar a nuestros hijos a enfrentarse a problemas específicos, como tristeza, enojo, ansiedad, producida en el tiempo de aislamiento por la pandemia.

Los maestros también están agotados, cansados y estresados y se van a encontrar con niños desconocidos, que no saben qué han estado viviendo sus alumnos, y de golpe y porrazo borramos dos años de aislamiento y la pandemia, para aparentar que todo está normal, lo cual es muy delicado.

En especial cuando en el mundo virtual, juegos y aplicaciones a las cuales tienen acceso nuestros hijos, nosotros las desconocemos y no sabemos el contenido de agresividad o sexualidad que hay en esos juegos y cómo impactan en el desarrollo psicológico y emocional de los niños.

Los adultos también nos enajenamos con esa tecnología que nos distrae a través de las redes sociales y ese es el ejemplo que toman nuestros hijos; tenemos familias completas en una sola vivienda, pero aislados cada uno en su mundo virtual.

Los expertos en temas de educación infantil, neurólogos, terapeutas, psicólogos, recomiendan que dediquemos tiempo para escuchar a nuestros hijos, que nos interesemos por conocer lo que juegan y ven en sus dispositivos, teléfonos, consolas de juego y video; ayudarlos a seguir con sus rutinas y a hacer del aprendizaje algo divertido, incorporarlos a las actividades diarias, como la cocina, la lectura o los juegos en familia, todo lo que les ayude a ser conscientes de una vida real y disfrutarla de una manera que les ayude a su salud mental y les desarrolle la tolerancia a la frustración.

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