Alejandro Lorenzini
Para la gran mayoría de nosotros siempre ha sido muy claro que la clase política en este país generalmente no se rige ni por ideología ni por valores, sino que, y salvo en algunas excepciones, el motivo principal para involucrarse en la política o para entrar a X o Y partido ha sido el beneficio personal, ya sea de forma muy directa, económicamente, o indirecta, para hacer relaciones.
A pesar de que una y otra vez los partidos políticos nos prometen un cambio en su forma de actuar e idiosincrasia, hay muchos ejemplos de que la dinámica sigue siendo la misma. El último que hubo y el más claro en un rato, fue la traición de Alito Moreno y la mayoría de la bancada del PRI al grupo opositor. En este caso se podría argumentar que más que un soborno, lo que realmente motivó esa decisión fue un chantaje, pero la razón principal es la misma, ganó el interés personal antes que el genuino interés por el futuro del país.
A consecuencia de ello, hoy nos vemos enfrentando la posibilidad de un futuro en el cual nuestro país esté aún más militarizado de lo que ya está, en donde la seguridad pública no esté a cargo de un mando civil, sino de uno militar, lo que imposibilitaría de manera práctica la rendición de cuentas por parte de los gendarmes, será mucho más opaco su funcionamiento y muy probablemente aumentaría las violaciones a los derechos humanos de la ciudadanía.
De todas las decisiones tomadas durante este sexenio, quizás la más consecuental en el largo plazo será la de darle tanto poder y control al ejército, su influencia la vamos a vivir los mexicanos en el día a día y echar para atrás esas acciones va a ser complicadísimo ya que va a ser el mismo ejército quien ejerza su poder sobre la administración en turno, y no al revés.
Entender esto es primordial para poder hacer un análisis serio de dónde estamos parados, hacia dónde vamos y qué es lo que se está jugando hoy en día en la arena política de nuestro país, y por ello es tan importante, tan medular, el buscar perfiles que antepongan el interés de nuestra nación antes que el suyo, que no sean susceptibles a chantajes debido a pecados de su pasado y sobre todo que entiendan que hace falta tener una visión clara y objetiva y poder de convencimiento para implementarla.
Hay algunos partidos que son peores que otros, sin duda, pero el común denominador hoy en día en la arena política es que la mayoría de los individuos con cargos electos, dejan a un lado a sus votantes para ponerse a ellos primero, y eso tiene que cambiar. Morena prometió una y otra vez que haría las cosas diferentes, que no eran los mismos, sin embargo, después de 4 años de su gobierno nos queda muy claro que las malas prácticas y el individualismo siguen reinando, y para ello solo hay que fijarse en Claudia Sheinbaum, uno de los pesos pesados de ese partido, quien está mucho más interesada en su campaña política para la presidencia que en gobernar la ciudad de la cual está al mando, en Adán Augusto, quien parece que su trabajo es hacer que se cumplan los caprichos de AMLO a cambio de la posibilidad de una candidatura a la presidencia bajo el cobijo de Obrador, o con cualquier gobernador, senador o diputado que dice y hace lo que se dicte desde el Palacio Presidencial.
Las cosas tienen que cambiar, y ya sin el PRI de su lado, más vale que la oposición empiece a postular perfiles que realmente pongan primero al ciudadano.
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