El aumento de la población mundial en los últimos cien años es el resultado de dos tendencias importantes, el aumento de la esperanza de vida al nacer debido a mejoras en la salud pública, nutrición, higiene personal y medicina y la persistencia de altos niveles de fecundidad en algunos países del mundo. A pesar de que todos los países han iniciado la transición demográfica, con la disminución de la mortalidad y de la fecundidad, en algunos países aún persisten altas tasas globales de fecundidad y de fecundidad adolescente. El tiempo y el ritmo de la disminución de la fecundidad entre países y regiones, junto con las continuas reducciones de la mortalidad, han significado que los nacimientos continúan superando a las muertes a nivel mundial y, por lo tanto, la población mundial continúa creciendo.
La población de América Latina y el Caribe representa hoy el 8,2% de la población mundial, con un total de 662 millones de personas, y se proyecta que la región alcanzará su población máxima en 2056, con un total de 752 millones de personas. La región se caracteriza por una rápida transición demográfica que hizo que pasara de altos niveles de mortalidad y fecundidad en los años cincuenta a bajos niveles en ambas variables en la actualidad.
Esa transición resulta en cambios significativos en la estructura por edades de la población en la región, que pasa de tener en 1950 un porcentaje de población de 60 años y más similar a los niveles de África (5,2% en América Latina y 5,3% en África) a tener en 2100, de acuerdo con la proyección media de Naciones Unidas, niveles similares a Europa (ALC: 38,2% y Europa: 38,8% de población con 60 años y más). En consecuencia, se espera que en 2100 el porcentaje de la población de 60 años y más en la región sea más alto que en Asia, América del Norte, Oceanía y África.
El cambio en la estructura por edades de la población trae desafíos adicionales a los existentes en la región, ya que presenta altos niveles de desigualdades socioeconómicas, de bienestar, acceso a la salud, infraestructura urbana, entre otras.
Además, la región ha mostrado vulnerabilidades y dificultades para gestionar las crisis sanitaria y económica resultantes de la pandemia, siendo la región con la mayor reducción en la esperanza de vida al nacer. América Latina y el Caribe perdió 2,9 años de esperanza de vida al nacer entre 2019 y 2021, un retroceso de 18 años en ese indicador y una reducción significativa del crecimiento poblacional en el período.
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