Demócratas y masa de juguetes-víctimas, en elecciones. Qué sigue…

Juan Miguel Alcántara Soria
“Al éxito le sobran padres. El fracaso es huérfano”, reza un dicho aplicable a las elecciones del fin de semana pasado. El corrupto presidente del PRI, “Alito”, reclama la traición del corrupto gobernador priísta del Edomex, de quien se sabe el gobierno obradorista lo chantajea -vía la UIF, el SAT y la FGR-, por desvío de recursos a bancos de Andorra, y lo obligó a apoyar a candidata de Morena. (Lo han hecho con otros gobernadores, luego embajadores). Al PAN reclaman no hacer propaganda, ni cumplir con cuota de votantes ofrecido en ambos estados. A MC del indecente y autoritario Dante Delgado, traspasar sus votos a Morena. En Coahuila, el candidato de Morena culpa a los del Verde y PT por no aliarse. En lo que no hay duda es que el presidente López Obrado intervino, descarado; y sus corcholatas, con ríos de dinero público para comprar masas amaestrables. Inmoral e ilegal. Y con un INE eficiente y hoy descafeinado. Una cínica “elección de Estado” populista, donde se detuvo a militares coaccionando el voto a favor de Morena. Estas elecciones fueron confrontación o mezcla entre democracia (poder del pueblo, de ciudadanos libres) y oclocracia (poder de masas, juguetes y víctimas, sin formación de conciencias, Aristóteles dice), entre ética política y pragmatismo puro y duro. Hagamos el esfuerzo de separar trigo de cizaña, si queremos evaluar procesos, asignar responsabilidades y construir futuro.
Evidencias hay de que donde vota una proporción cercana o superior al 60%, los demócratas ganan a oclocracia. Así fue frente al PRI y lo es ahora ante a la 4t. En Coahuila votó el 56%, y la coalición opositora ganó los 16 distritos locales. En cambio, en el Edomex no votó ni la mitad de la lista de electores. Los abstencionistas son mayoría. A la ganadora la votó el 26% del listado; gobernará con el voto de apenas una cuarta parte de los ciudadanos (con muchos menos votos de los que obtuvo AMLO en 2018). En ambas entidades la 4t sumó 3 millones 718 mil votos, y las oposiciones 3 millones 626 mil; datos para futurear, no desalentadores para oposiciones (si en el norte se alcanza ese umbral del 60% de participación con jóvenes y clases medias). También se evidencia que los demócratas no contarán con Slim y otros plutócratas, encantados con la 4t, al hacerse más ricos, con obras y adquisiciones sin licitaciones ni concursos; negocios jugosos entre nuevos cuates, incluidos los de hijos de Obrador. Contrataciones en total opacidad, anulado el INAI. (Aparte, AMLO no se atrevió a la esperable reforma fiscal que, por justicia distributiva, debía asignar más cargas a los más ricos).
Ante el 2024, los escenarios previsibles, a unos, les parecen poco halagüeños para demócratas, si no hay formación de ciudadanos libres, y si no hay candidato/a único de las oposiciones. De entrada, los mediocres dirigentes de PAN, PRI y PRD no quieren entender la realidad. Es iluso pensar renuncien, aunque deberían. Autistas, encerrados en sus laberintos, imaginan podrán sortear retos ensimismados, apañándose candidaturas para sí y los suyos. El PAN debe apostar por sí mismo; no debe seguir dándole respiración boca a boca al desfallecido PRI. Debe ciudadanizarse: volver a ser Escuela de Ciudadanía, recuperar sus “motivos espirituales” y abrirse, otra vez, a liderazgos ciudadanos, los más posibles (mínimo 50% de candidaturas). Puede ganar si lleva una propuesta que emocione. Xóchitl Gálvez tiene un perfil formidable, que no tienen los gallos o gallinas de Marko. El PRD es una entelequia; y sus votantes, como los de MC, mudan a Morena.
Cuidar al país requiere lograr el mayor número de curules de diputados y senadores. El perfil de legislador, de quien sepa ser contrapeso del Ejecutivo, debe asegurarse; no lectores de discursos ajenos, sino verdaderos parlamentarios; que hagan rendir cuentas; que primero emocionen a electores. A asumir el reto de ganar demócratas las próximas elecciones, sin descuidar la tarea permanente, vital, en el camino de la acción política. Que haya muchos padres, para evitar el huérfano electoral. La ruta es, insistimos, politizar ciudadanos y ciudadanizar partidos.

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