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Rolando Daza

Apunte:

La situación del sistema Salud en México es alarmante; existe otro sector sumamente preocupante por la situación que atraviesa, no tan solo esta inquietud se ubica en la primaria y secundaria con los libros de texto, los sindicatos de maestros y la deserción del alumnado, más preocupante es el nivel de la Educación Superior. Sandy Hook, filósofo estadounidense, señala al docente como el corazón del sistema educativo. Afirmación que no es para menos, tan solo en nuestro país existen más de dos millones de docentes, de los cuales, más de 269 mil se dedican a la enseñanza en nivel superior.

La ONU señala que este nivel educativo es el que permite a las personas expandir sus conocimientos y habilidades, ayuda en su comunicación tanto oral como escrita. En la Universidad es donde las personas alcanzan a entender y dominar conceptos e ideas abstractas, incrementan su comprensión sobre sus comunidades y el mundo. Favorece el desarrollo personal y las transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de los países. Es la educación superior la que dota a los estudiantes de las competencias que se requieren en un mundo laboral en constante evolución

En nuestro país es un momento crucial. Al inicio del año, Higher Education Digest señaló la disminución de docentes universitarios, situación que se incrementó con la pandemia. Siendo ésta y la enseñanza remota, los principales contribuyentes al estrés de los estudiantes y los trabajadores. Este fenómeno se presenta en Estados Unidos, en Canadá, Inglaterra y ahora en México.

Este panorama no es nuevo, desde hace más de tres años la docencia se enfrentaba a una crisis a nivel global debido a los grandes niveles de renuncia causados por el estrés, paga insuficiente, faltas de respeto y la excesiva carga laboral. Lo cual se suma de manera negativa en México a una disminución nunca antes vista al presupuesto de las universidades públicas.

Los docentes son la parte medular del sistema educativo, ser profesor es una gran responsabilidad.

El ser profesor universitario requiere de vocación y compromiso. Un estudio de Sanz Blas y Ruiz Mafé, señala que además de las funciones tradicionales del profesor universitario (impartir clases, investigación y administración), deben adquirir al menos cinco tipos de conocimientos: el conocimiento científico especializado, conocimiento cultural, conocimiento psicopedagógico, conocimiento de la práctica docente y conocimiento personal sobre sí mismo.

Para cumplir con este perfil, el profesor universitario necesita de una formación adecuada, que incorpore aptitudes pedagógicas, creatividad, vocación, conciencia de su responsabilidad social y personalidad frente al alumnos (paciencia, tolerancia, flexibilidad, sentido del humor, entre otros).

Además el profesor tiene que dominar la materia, ser entusiasta, innovador, usar métodos apropiados, poseer una excelente comunicación tanto oral como escrita y actualizarse constantemente.

El ser profesor universitario era un estatus privilegiado con buena reputación y una remuneración acorde al puesto, sin embargo, al presente no solo ha perdido su categoría social, sino que su sueldo ha disminuido mientras que el estrés y la carga de trabajo aumentan. En México, ofrecer una educación de calidad que sirva a los estudiantes universitarios en su transición a la vida laboral y generen mejores resultados a la sociedad, parece ser un aspecto ya muy lejano.

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