El mundo en guerra

Marycarmen Soria

La guerra es una lucha armada prolongada entre dos o más naciones o entre dos personas; pareciera que nunca pasó una pandemia a nivel mundial, que no murieron miles de personas, que no hemos aprendido nada, apenas hace tres años todos estábamos bajo el ataque de un virus llamado COVID, que nos hizo encerrarnos a muchos y alejarnos de la gente a la que queríamos por mucho tiempo, además de afectar nuestra economía.

En 2022, cuando el mundo parecía estar comenzando a salir de la pandemia de covid-19, la escalada de tensiones entre Rusia y Ucrania tuvo el peor desenlace: la invasión rusa y el surgimiento de un conflicto armado convencional y a escala masiva en el corazón de Europa, que continúa. A pesar de ello hoy estamos viendo en las noticias escenas impresionantes de un  ataque sin precedentes por tierra y aire del grupo militante palestino Hamas contra poblaciones israelíes.

El mundo vive una nueva era de conflicto y violencia, hay más países expuestos a la violencia  tanto interna como externa como los conflictos  internos  como las llamadas guerras contra las drogas o grupos criminales y la lista es extensa: Siria, Sur Sudán, República Centroafricana, Nigeria, República Democrática del Congo, Afganistán, Pakistán, Irak, incluso México, debido a la cifra astronómica de víctimas que la violencia de los cárteles de la droga se cobra cada año, aunque no sea considerada una guerra en el sentido técnico.

La prolongación o intensificación de la guerra podría generar daños económicos y ambientales mucho más importantes, así como mayores posibilidades de fragmentación del comercio y la inversión internacionales, pero  lo más triste de una guerra es ver la muerte de personas inocentes, que se  enfrentan, entre otros inconvenientes, y en unos sitios más que en otros, con el desabastecimiento y el ataque contra centros de salud, el bloqueo de vías, lo que acentúa aún más el aislamiento de las personas, sobre todo en poblados y áreas rurales; la falta de servicios básicos, de alimentos y fuentes de empleo, además de denuncias de ejecuciones, ataques, homicidios, violaciones, desapariciones, torturas, pérdidas de miembros del cuerpo, lesiones, etc.

Además de  las  situaciones en la salud mental son los traumas y el trastorno de estrés postraumático, la depresión, la ansiedad, los problemas del sueño y el trastorno de adaptación. Dichos efectos pueden incidir en las personas de cualquier edad: desde los niños y, en especial, aquellos que están en orfanatos, internados o en otros centros, hasta los adultos mayores.

A pesar de todo esto, hoy estamos inmersos en la violencia y por otro lado en la indiferencia y frivolidad de varios actores políticos que siguen haciendo campaña sin fijar posturas al respecto de esta violencia, tratar de ser empáticos con las víctimas y mucho menos exponerse a ir a los lugares de conflicto como  ruta de su campaña.

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