Rolando Daza
Apunte:
Tristeza, amargura y frustración produce Otis por su paso en Acapulco. La tragedia rodea al bellísimo puerto y a su población. Las imágenes, narraciones y testimonios rodean esta grave situación. Un fenómeno que bien pudo ser evitado, informando a tiempo a la población sobre la fuerza del huracán. La prevención estaba al alcance.
Ahora, a rescatar, apoyando a las familias, a las personas, a los comercios y a las empresas (sobre todo las turísticas). Esperemos que la sociedad civil responda y el gobierno, municipal, estatal y federal, tomen el papel que les corresponde. No deben ningunearse los recursos y las acciones. Los acapulqueños perdieron alimentos, agua, viviendas, sus fuentes de trabajo; siendo una ciudad donde el turismo generaba los recursos (no tan solo para el municipio sino para todo el estado), la infraestructura está destruida y el trabajo escaseará… las enfermedades surgirán, afectando sobre todo a los jóvenes. El sector Salud tendrá que hacer un gran esfuerzo.
Tras el paso del huracán, Acapulco enfrentará una contracción económica, ante los daños en la infraestructura hotelera y de turismo que afectará en la recaudación de impuestos y las necesidades de gasto del estado de Guerrero.
La calificadora HR Ratings considera que estos hechos podrían representar un estrés financiero adicional en las finanzas de la entidad. Esto debido a una probable contracción de la actividad económica, que se verá reflejada en menores ingresos derivados del cobro de licencias de funcionamiento, así como a la recaudación de impuestos. La asistencia social incrementará el gasto, especialmente en transferencias y subsidios.
Es el momento en que el líder o líderes muestren sus virtudes… los gobiernos con el apoyo del sector empresarial y de la ciudadanía, deben producir, por lo pronto, un plan de abasto y distribución de materiales, bienes y productos necesarios para la reconstrucción y rehabilitación de hospitales, viviendas, escuelas, drenaje, pavimentación, alumbrado público, hoteles y restaurantes; así como la infraestructura necesaria para que no falte lo necesario y se logre una pronta recuperación de Acapulco… se espera sea de dos a tres años mínimo.
Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!