Lookman y la Atalanta, CAMPEONES de la Europa League

La ilusión y la fe son capaces de mover montañas. Agarrarse a ellas te lleva a soñar con cimas rara vez posibles de alcanzar y en el fútbol, además, esas sensaciones se multiplican infinitamente. Ese deporte que muchos consideran únicamente como 22 personas detrás de un balón es mucho más que eso y tanto Atalanta como Bayer Leverkusen han podido ejemplificarlo bajo la noche de Dublín. Dos equipos cargados de ilusión y fe persiguiendo un sueño, convertirse en campeones. Unos, los alemanes, lo han logrado recientemente y reconocen el dulzor de la victoria. Otros, los italianos, han caído a las puertas recientemente y también reconocen el amargor de la derrota.

Pero en el fútbol nada de eso importa. Un partido, una final y mil escenarios posibles que pueden decantar el triunfo para un lado u otro. Entre esos posibles escenarios estaba que la Atalanta empezara mejor que un Bayer Leverkusen que partía como favorito y así pasó. El cuadro italiano sorprendió al vigente campeón de la Bundesliga en un inicio nervioso de los germanos. Y cuando hay dudas, hay errores y, por ende, el peligro aumenta. Y poco más de diez minutos después del inicio del partido, ese peligro se transformó en gol de la Atalanta.

Tras un saque de esquina, Zappacosta recogía el balón y ponía un centro raso que se paseaba por el área hasta llegar a las botas de Lookman. El futbolista nigeriano le ganaba la partida a un defensor dormido y mandaba a la red la primera ocasión del partido. Un mazazo sobre la mesa por parte de la DEA, que quería “vendetta” de su última final perdida. Y un contratiempo con el que, quizá, ni el Leverkusen ni Xabi Alonso contaban, pero que había llegado y que obligaba a los alemanes a dar un paso al frente. Aunque ese escenario no pillaba de sorpresa a un equipo acostumbrado a verse contra las cuerdas y darle la vuelta, de ahí su imbatibilidad a estas alturas de temporada.

Pero lo que sí pudo ser sorprendente para el Leverkusen fue verse dos goles por debajo en menos de media hora de juego. Y todo porque la presión de la Atalanta estaba haciendo mucho daño y Lookman estaba tocado con varita. Nuevamente el nigeriano se vestía de superhéroe para cocinarse la jugada, lanzar un caño y soltar un derechazo al que no llegaba Kovar. Segundo remate y segundo gol de la noche para el equipo italiano, que estaba haciendo añicos al campeón de Alemania. Porque sí, el Leverkusen estaba sobre la lona, la primera parte se había esfumado y la final se había convertido en un reto mayúsculo para el “Bayer Neverlusen”.

Pero en busca de volver a salir victorioso de un nuevo reto, el Bayer Leverkusen se puso el mono de trabajo tras el paso por vestuarios. Los jugadores que dirige Xabi Alonso eran conscientes de que había que cambiar el rumbo del partido y que el paso del tiempo era un aliado de su rival. Un aspecto del juego que la Atalanta iba a comenzar a usar y aprovechar para defender su ventaja y acercarse al trono de Europa. Muchas faltas, pérdidas de tiempo en cada balón fuera del terreno de juego… un sinfín de pillerías que iban arañando segundos al crono.

Y que además, iban aumentando la precipitación y crispación del conjunto alemán, que veía como seguía siendo incapaz de hacerle daño a los de Gasperini. No había grietas en la DEAno había manera de encontrar una rendija por la que colarse para meterse en el partido y la brecha en el marcador estaba a punto de aumentar. Las prisas del Leverkusen, malas compañeras en estas situaciones, terminaron de sentenciar la final en favor de la Atalanta. Y todo gracias a un hombre, el MVP de la noche, Ademola Lookman.

El nigeriano volvió a brillar en una jugada que redondeó su actuación. El balón le llegó en la frontal del área, lanzó la bicicleta, se la colocó a la izquierda y soltó un misil que quitó las telarañas de la portería. Un zurdazo de esos que llegan de las botas de los elegidos, un zurdazo que significaba un 3-0 casi definitivo y un zurdazo que ponía a la Atalanta a las puertas de su primer título europeo. Ese equipo que venía de perder la final de la Copa Italia hace apenas una semana y por el que casi nadie apostaba para vencer a un invicto Bayer Leverkusen.

Pero el fútbol es impredecible. Y esa ilusión y fe que mueve montañas es la que había llevado a los de Gasperini a la cima de Europa. Porque sí, aunque nadie lo creyera, la Atalanta se convierte en el nuevo campeón de la UEFA Europa League en una noche para la historia. Para la leyenda de la DEA, para la carrera de Ademola Lookman y para la cara amarga de la moneda, la del Bayer Leverkusen. Ese equipo invicto que dice adiós a su racha en el peor momento posible y que saborea el amargor de la derrota por primera vez esta temporada.

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