La policía española ha desarticulado recientemente una red criminal que utilizaba narcodrones para transportar droga, específicamente hachís, entre Europa y África. La operación, que comenzó a principios de este año, ha culminado con la detención de diez personas. De ellas, siete se encuentran actualmente en prisión. La red, operada principalmente por individuos del este de Europa, se había establecido en el Campo de Gibraltar y la Costa del Sol, zonas conocidas por su vinculación con el narcotráfico.
La Operación Ciclón: un golpe al narcotráfico aéreo
La investigación, denominada «Operación Ciclón», ha revelado el uso de aeronaves no tripuladas fabricadas en Ucrania, diseñadas para transportar grandes cantidades de hachís. Estos narcodrones eran operados por grupos criminales de Europa del Este, quienes colaboraban con organizaciones locales para llevar a cabo el tráfico de estupefacientes. Según las autoridades, la organización había planeado enviar hasta mil kilos de hachís mediante este método innovador.
El uso de aeronaves fabricadas en Ucrania
Los drones utilizados en este esquema de narcotráfico tenían un diseño peculiar. El chasis de estas aeronaves no tripuladas, que se asemejan a aviones de aeromodelismo, está compuesto principalmente de corcho y madera. Esta estructura ligera permite que los drones tengan la capacidad de cruzar el Estrecho de Gibraltar, transportando más de diez kilos de hachís sin necesidad de aterrizar. La autonomía de las aeronaves es suficiente para realizar el viaje de ida y vuelta sin escalas.
Impacto del narcotráfico aéreo en la región
La policía estima que desde el inicio de la investigación, en enero de 2024, la organización habría introducido aproximadamente una tonelada de hachís utilizando estos narcodrones. Aunque los agentes solo han logrado interceptar 30 kilos de la droga, se sabe que la red operaba de manera eficiente, realizando entre cinco y diez vuelos en una sola noche cuando las condiciones meteorológicas lo permitían.
El uso de tecnología en el narcotráfico
Este caso no es el primero en que se utilizan vehículos no tripulados para el tráfico de drogas. En 2022, las autoridades ya habían interceptado un «narcosubmarino» no tripulado, y el año pasado, drones fueron detectados intentando introducir drogas en una prisión en Algeciras. Estos métodos cada vez más sofisticados demuestran cómo las organizaciones criminales buscan nuevas formas de eludir el control de las autoridades.
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