Turistas y visitantes podrán adquirir piezas de 16 ramas artesanales, como textiles, instrumentos de cuerda, alfarería, cobre, madera, fibras vegetales, maque, laca perfilada, máscaras, cerería, cantería, lapidaría, joyería, juguetería y miniatura.
Entre la gran variedad de textiles encontrarán vestidos deshilados, camisas bordadas en punto de cruz, blusas bordadas, rebozos de algodón, rebozos con plumas, echequemos (capas bordadas), faldas, gabanes en telar de pedal, fajas de algodón y lana, colchas, cojines, manteles, caminos de mesa, servilletas, almohadones, entre otros.
La alfarería es una de las ramas que presenta una diversidad de colores, formas, tamaños y técnicas, entre las que podrán obtener productos desde vajillas, juegos de agua y té, platones, servilleteros, platos, tazas, ollas, cazuelas, cántaros, comales, así como piezas de ornato como catrinas, piñas vidriadas, torres, floreros, centros de mesa, calabazas y figuras decorativas, por mencionar algunas.
Para consentir el paladar, podrán saborear los platillos de las cocineras tradicionales que se darán cita en esta segunda edición, además de productores del queso Cotija, pan de Tinguindín y mezcal de la región.