Guanajuato, Gto., 1 de marzo de 2025.- El misterio fue eje rector del tercer programa de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) en este año, «De calaveras y alebrijes», donde la música hizo presentes los colores de un fantástico imaginario popular al interior del Teatro Juárez.
En esta ocasión, el Maestro Jesús Medina estuvo al frente de la OSUG como director invitado, quien fue reconocido en 1991 como «Mejor Director del Año» por la Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música y, a lo largo de su trayectoria, ha dirigido importantes orquestas en más de 25 países.
Su versatilidad y disciplina fue evidente a lo largo del concierto, rasgo que lo ha llevado a dirigir música sinfónica, de cámara, ópera y ballet. Recientemente, se presentó con la Das Symphonie Orchester Berlin en la sala Berliner Philharmonie de Berlín, y con la Slowak Philharmonic tanto en Eslovaquia como en el Teatro Colón de Buenos Aires.
Para comenzar, la OSUG interpretó Calaveras, ballet imaginario, obra del mexicano Eugenio Toussaint, compuesta en 1995. Originalmente, la música fue pensada para guiar un grupo de marionetas, donde huesos cobran vida con dinámicas y festivas formas. En ella, se aprecia la raíz jazzística del compositor y es una invitación a la danza, misma que ha inspirado numerosas coreografías hasta la fecha.
Al comienzo, la tuba y el piccolo rinden homenaje a Silvestre Revueltas. Enseguida, un solo de xilófono acompaña los pasos de una calavera protagonista, a quien se suma una Catrina, en honor a la gráfica de José Guadalupe Posada, introducida por el arpa y el clarinete. Luego, se da paso a un aquelarre desenfrenado alcanzando un tumulto orquestal, hasta que el sonido de las campanas anuncia el amanecer y los esqueletos vuelven a su estado inerte.
El momento más esperado de la noche fue, sin duda, el estreno mundial de Alebrijes, doble concierto para 2 contrabajos y orquesta, del contrabajista Rodrigo Mata, también integrante de la agrupación. Esta pieza incluye tres movimientos: «Sueño… vigilia», «Procesión» y «Fiesta de los espíritus», inspirada en la creación del artesano mexicano Pedro Linares, quien ideó a estos seres fantásticos, híbridos y multicolores, a veces monstruosos y a veces benignos, en una alucinación durante un periodo de enfermedad.
Guanajuatense por nacimiento, Rodrigo Mata se formó musicalmente en la Universidad de Guanajuato (UG), Mount Royal University (en Canadá) y la Academia Noruega de Música, contando con la cátedra de importantes artistas mexicanos, canadienses, estadounidenses, europeos y brasileños. Como solista, ha participado en el estreno de obras internacionales y de vanguardia, además de haber sido parte de importantes agrupaciones, como la Orquesta Juvenil de Calgary en Canadá, la Orquesta Sinfónica y la Sinfonietta de la Academia Noruega de Música, la Orquesta Filarmónica Juvenil de Bergen, entre otras.
Mata fue primer lugar en el Concurso de Composición de la International Society of Bassist en 2020 y 2022; igualmente en el Concurso de Composición del Festival Internacional de Contrabajo Infantil en 2021, y ha sido compositor residente de la Latin Orchestra of Europe en 2021, cuyas obras se han estrenado en más de una veintena de países, eso sin contar su participación en numerosos festivales y grabaciones con importantes sellos discográficos.
Fundó y dirige el Ensamble de contrabajos «Mushamukas» y participa en diversos proyectos de música de cámara y jazz. Además, es docente en la UG y ha participado en esa modalidad con las Orquestas Comunitarias del Sistema Bajío de Fomento Musical, Trinitate Philarmonia.
En la ejecución, el segundo contrabajo fue Andrés Peredo, compañero de sección en la OSUG del compositor, cuya participación fue esencial para lograr la magia y el colorido planteados. Este es originario Jalisco; recibió su formación inicial en la Universidad de Guadalajara y, a lo largo de su trayectoria, ha tenido clases magistrales con músico(a)s de talla internacional y participado en diversos festivales y grupos de cámara, como la Orquesta Juvenil de Zapopan, la Camerata de Zapopan, la Orquesta Sinfónica de Tlaquepaque y Decoda (ensamble afiliado de Carnegie Hall).
Después del intermedio, fue el turno de la Sinfonía no. 5 en re mayor, Op. 107 «Reforma» (1832), de Félix Mendelssohn. Esta sinfonía en cuatro movimientos se compuso para conmemorar el tricentenario de la Confesión de Augsburgo (1530), documento de Philipp de Melanchton, fundamental en el pensamiento de la Reforma protestante y pilar normativo del luteranismo.
Aunque Mendelssohn es de origen judío, su educación fue orientada por los preceptos del cristianismo; más tarde, su familia se convirtió al protestantismo. Se considera que esta obra fue una especie de tregua ideológica para el compositor, lamentablemente prohibida durante el periodo nazi, razón por la que se publicó hasta después de su muerte.
Mendelssohn empleó dos materiales sonoros significativos: Amén de Dresde, atribuido a Johann Naumann, tema posteriormente empleado por Richard Wagner en la ópera Parsifal (1882); y el himno Ein feste Burg ist unser Gott (Un sólido baluarte es nuestro Dios), columna vertebral de la última parte coral, con lo que destaca la herencia de Martín Lutero en cuanto al empleo de la música sacra como herramienta de promoción para su movimiento.
Los próximos conciertos de la OSUG se realizarán en el marco de la Conmemoración del Día Internacional de la Mujer, con la visita de Grace Echauri, directora huésped, y Daniela Liebman, pianista. El programa incluirá obras de Fanny Mendelssohn y Clara Wieck Schumann, además de dos estrenos en Guanajuato: La víspera, de Ana Lara, y Marfil, de Gina Enríquez. La cita será este jueves 6 de marzo en el Teatro Juárez y el viernes 7 de marzo en el Teatro Bicentenario, ambos a las 20:00 horas. Los boletos pueden adquirirse en las respectivas taquillas de los recintos.