Con voces extraordinarias, OSUG ofreció un concierto histórico en el 52 FIC

Guanajuato, Gto., 14 de octubre de 2024.- La Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) dio inició a su participación en el 52 Festival Internacional Cervantino (FIC), en compañía del Director Christian Gohmer y los Solistas Ensamble del Instituto Nacional de Bellas Artes, agrupación que celebró en este marco su aniversario número cuarenta.

El Teatro Juárez fue el escenario donde se desarrolló el espectáculo De la voz y sus maneras, conformado por cinco obras, tres de las cuales son creación de compositore(a)s provenientes del estado y el país invitados al FIC: Oaxaca y Brasil.

Como homenaje por el 65 aniversario de su fallecimiento, se interpretó «Choros No. 10, A209 (Rasga o Coração)», del célebre compositor carioca Heitor Villa-Lobos. También la obertura de la ópera «El Guaraní», del brasileño Antõnio Carlos Gomes, y el estreno en Guanajuato de «Huaxyacac 2020», de Dora Vera, hija de padres oaxaqueños e integrante del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA). Además, se incluyó una obra totalmente clásica de Johannes Brahms, «Valses de amor», y el estreno en México de «Sinfonía», del vanguardista italiano Luciano Berio.

Christian Ghomer, director artístico de los Solistas Ensamble del INBA e invitado por la OSUG en esta gala, señaló que el punto de unión entre las obras seleccionadas, muy distintas entre sí, es el uso de la voz dentro de la orquesta, rasgo que las hace sumamente interesantes.

Sobre «Huaxyacac 2020», de la mexicana Dora Vera, Gohmer refirió cómo el desarrollo de la composición va creando un espacio atemporal donde comienza a existir el sonido y, de pronto, entran y salen tintes de música oaxaqueña tradicional deconstruidos. Cabe mencionar que la compositora estuvo presente durante el concierto.

En los «Choros…» de Héctor Villa-Lobos, explicó el Director, los coros ejecutan sílabas onomatopéyicas y crean una atmósfera única en la pieza, además de enunciar un pequeño poema sobre la tristeza del corazón.

Por otro lado, la «Sinfonía» de Berio, compuesta en 1968, presenta un uso más moderno; la voz es tratada como un instrumento y se emplean numerosos recursos técnicos. Por esa razón, su complejidad es demasiado elevada y fueron requeridos ensayos por secciones para precisar los detalles antes de ensamblar la macroestructura que puso de pie al público.

Grace Echauri, cantante mezzosoprano y quien también ha sido directora huésped de la OSUG, comentó: «Las obras que presentamos requirieron invitar refuerzos, es una orquesta muy grande. Las voces que se añadieron somos un grupo de cámara de casi treinta voces, pero, al ser solistas, la intensidad del sonido es diferente al de un coro convencional. Además, por la magnitud orquestal de la obra de Berio, se requiere que vayan microfoneadas para producir efectos instrumentistas; hay muchos cats como en el jazz».

En la interpretación de esa obra, destacó la participación de ocho solitas: Penélope Luna y Daniela Rico, sopranos; Itia Domínguez y Grace Echauri, altos; Gustavo Cuautli y Ricardo Estrada, tenores; Daniel Cerón y Edgar Gil, bajos.

«Una masa monumental de sonido», proyectó Echauri previo al concierto y así fue. Como bien señaló el Maestro Gohmer, este evento fue histórico por su complejidad y reafirmó la calidad internacional y el profundo sentido de colaboración de esta orquesta universitaria en su paso por el FIC.

El próximo miércoles 23 de octubre, la OSUG subirá nuevamente al escenario cervantino para presentar la Gala Puccini, junto al Coro del Teatro de Bellas Artes de la Compañía Nacional de Ópera y la batuta del Maestro Enrique Patrón de Rueda.

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