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Rolando Daza

Apunte:

Son tiempos difíciles para toda la población, para los jóvenes más, ya que las oportunidades de empleo son insuficientes y con diversas situaciones para obtenerlo. Ahora el cruzar la etapa de joven (17 a 22 años) para ser adulto… los “millennials” y los “centennials”… es muy difícil, enfrentan desafíos que no vivieron otras generaciones.

La situación en la mayoría de los casos es de poco optimismo. Los ingresos que reciben no les permiten acceder a la compra de una casa; la pensión será menor; sus posibilidades de crecer en lo económico y social son reducidas.

Desde hace 10 años, los índices de movilidad social se mantienen sin cambios positivos en México. Al término de la pandemia de covid-19, la falta de oportunidades para los más jóvenes, profundizará los índices de pobreza.

Ahora para aplicar a una posición, se necesita dominio del inglés, y no es poque no quieran estudiar, en la educación pública de primaria, secundaria o preparatoria no se ofrecen en forma sistematizada. Con ese aspecto, no podemos considerar que las personas sean contempladas, si la educación en el país no mejora.

La sociedad es exigente, muy estricta, considera que los logros de las personas son únicamente por sus méritos, se olvida que existen condiciones socioeconómicas que influyen. México es muy desigual, donde se nace y los recursos con los que cuenta la familia son aspectos que casi sellan el destino de una persona.

La movilidad social “es la capacidad de un niño de experimentar una vida mejor que la de sus padres”, según la definición del Foro Económico Mundial. Es la posibilidad de alcanzar mayores ingresos que los de la familia, independientemente de su origen. Sin embargo, en México es sumamente baja: el 2% de las personas que nacen en hogares pobres alcanzan ingresos altos ya siendo adultos. En otros países son hasta 11% de personas que tienen una mejor oportunidad de crecimiento. La desigualdad que tenemos en México es alta.

En el informe del 2020, el Índice de Movilidad Social del Foro Económico Mundial ubicó al país en la posición 58 de entre 82 naciones, una movilidad social baja. El puesto número uno lo ocupó Dinamarca. En ese país, una persona nacida en la pobreza necesitaría dos generaciones para alcanzar un ingreso medio. En México, le llevaría hasta nueve generaciones.

Para Viridiana Ríos, Doctora en Gobierno por la Universidad de Harvard y autora del libro “No es Normal”, el estancamiento ocurre en México porque el país tiene una economía que no promueve la competencia ni la creación de nuevas empresas para generar suficientes empleos. Una ley laboral obsoleta que descobija a la mayoría de la población, y un modelo hacendario que cobra más impuestos a la clase media y trabajadora que a la de ingresos elevados. “Se ha creado un país en donde los sueldos son demasiado bajos y esto limita mucho la movilidad social, sobre todo, para los jóvenes, que son quienes tienen los salarios más bajos al inicio de sus carreras”, señala la Dra. Ríos.

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