Rolando Daza
Apunte:
El pasado viernes 10 fuimos testigos de una comedia política como no se había visto en nuestro país. La simulación tenía que darse para hacer creer a la gente que los tiempos han cambiado, todo un show para buscar mostrar que los procesos son distintos.
A este evento se sumaron políticos, clase gobernante, medios, periodistas y la sociedad por medio de las RS, todos contribuyendo a magnificar el proceso de selección de candidatos de MORENA, o deberíamos de decir del presidente. La falta de rigurosidad por parte de las encuestas (los datos dónde quedaron), acentuando que todo estaba negociado.
Lo que más se observó es quién mantiene el poder y la forma como lo utiliza, mostrando a una candidata presidencial débil, sin presencia y que se dedica a levantar el dedo en favor de las iniciativas oficiales. Observemos la forma en que se diera la candidatura para el gobierno de la CDMX (el ganador de la encuesta con margen tan amplio no fue seleccionado) es una muestra de la falta de fuerza de la candidata presidencial, es un golpe político para la Doctora.
La candidatura en Veracruz de una zacatecana para la gubernatura y lo de Jalisco es una muestra más de las decisiones tomadas. En el partido oficial ya se vio quién manda y la candidata presidencial es más débil.
La orden está dada, los recursos del aparato oficial, los medios de comunicación, tradicionales y digitales, tienen que ponerse al servicio del partido y sus candidatos.
La forma de mantener la estabilidad del siglo XX fue un sistema de comunicación con pocos emisores y cuantiosos receptores. Unas cuantas personas informaban y construían la discusión pública, la cual se concentraba en pocas ideas, sencillas y atractivas a todos. Hoy tenemos miles de mensajes, de medios, de recursos que producen cientos de ideas, sencillas, que no todos comparten.
La opinión pública y la sociedad se polarizan. La política domina y controla. Los partidos no tienen espacio, no pueden procesar tantas ideas; las elecciones las ganan los que parezcan venir de fuera. Muchos de ellos son desequilibrados, irresponsables, autoritarios.
La gran amenaza es el derrumbe del arreglo social, a manos de pequeños grupos que defienden ideas irrelevantes, pero profundamente sentimentales para cada uno de ellos. Del desconcierto surgen liderazgos, que una vez en el poder no se detendrán hasta destruir la democracia. Cuidado con lo que defienden.
Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!