CONTACTO AL MINUTO

Rolando Daza

Apunte:

Son momentos en el país donde se recuerdan los tiempos de las elecciones del siglo pasado. Vivimos las elecciones de Díaz Ordaz, de Echeverría, de López Portillo (fue la única opción a la hora de acudir a las urnas. El PAN no postuló a nadie, el Partido Comunista de México, que carecía de registro, presentó a Valentín Campa)… después llegaron Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, el viejo PRI. En el presente siglo, la alternancia llega con Vicente Fox, continúa el PAN con Felipe Calderón, nuevo cambio, ahora es el PRI con Enrique Peña y actualmente es López Obrador.

Muchos procesos, ninguno tan sinuoso, tan difícil como el que vivimos. Ver asesinatos de candidatos, descalificaciones, ataques a las familias y, sobre todo, pocas propuestas constructivas para mejorar la situación de la ciudadanía. Hoy hablamos de dos modelos diferentes de gobernar… uno basado en el autoritarismo, la imposición, la división de la población, pretendiendo una gobernanza basada en la compra de votos por medio de dádivas y la fuerza del poder… el otro pretendiendo mantener una democracia, con sus libertades, con la fuerza de la ley y la unión de los mexicanos, esa democracia que tanto luchamos y buscamos los mexicanos.

¿Volveremos a encontrar paz y prosperidad?… ¿México continuará siendo un país democrático? Son preguntas que parece encontrar un vacío para responder.

Nuestra independencia se inspiró en la revolución francesa y las acciones de Estados Unidos. Por desgracia, la población de la Nueva España fue educada para “callar y obedecer, no para opinar sobre los asuntos del reino”… en los tiempos actuales el efecto no ha desaparecido, los intereses personales siguen imponiéndose al bien de la sociedad.

Ha faltado comprensión tanto a las autoridades (clase política) como a la ciudadanía sobre el proceso democrático que vive el país, es el momento de construir un mejor mundo para las nuevas generaciones, es la gran oportunidad… sin embargo se observa otra realidad, buscando mantenerse en el poder, con un pueblo en el servilismo (como en el siglo pasado), el cual debe respetar las decisiones del gran presidente. Las decisiones políticas son más importantes que el bienestar y mejores oportunidades de vida para la población de casi 130 millones de mexicanos.

Por el bien del México moderno, en estos momentos la sociedad civil está más preparada que la clase política para pretender generar un mejor país, basados en la democracia, en la unión de los ciudadanos (sin diferencias) y con un plan nacional para construir el progreso de la nación que todos deseamos.

En todos estos años, no había observado una polarización tan grave y agresiva. En unos días llegará la culminación del proceso que nos llevará a las urnas para elegir a nuestro presidente de la república, nuestros gobernadores, diputados, senadores y presidentes municipales. Esperemos llegar a buen puerto y que los vientos no se conviertan en tormentas, por el bien de todos.

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