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Rolando Daza

Apunte:

Ahora en los Estados Unidos la campaña electoral presidencial se calienta, la cobertura mediática sugiere que los estadounidenses están desesperadamente divididos y se encaminan hacia un otoño difícil, y tal vez también un verano muy tenso.

Más ahora tras el atentado en contra del expresidente Donald Trump, el pasado sábado… lo que aprovechó en la Convención Republicana para hacer un llamado de unidad nacional. Por su parte, el presidente Joe Biden pidió a los estadounidenses que “bajen la temperatura política”.

Sin embargo, esa no es toda la historia, según informes y resultados de encuestas en cuestiones políticas en las que el gobierno tiene un papel importante (como los impuestos, la inmigración, el estado de la economía e incluso el aborto), ahora también se orienta hacia aspectos de “guerra cultural” (religión, identidad de género, armas, valores familiares), las diferencias son profundas.

Esa división entre hablar de “política” y hablar de “cultura” -entre discutir sobre “qué queremos” contra “quiénes somos”- está teniendo un impacto divisorio en la población. Y si la política y el gobierno deben volverse más productivos, los norteamericanos necesitan encontrar una manera de dejar atrás los problemas relacionados con la identidad cultural.

En muchos sentidos, estas luchas culturales han secuestrado el debate político (no tan solo la edad de los candidatos) cuando hay un acuerdo más amplio sobre cuestiones en las que el gobierno realmente juega un papel importante.

Estar de acuerdo sobre la importancia de cuestiones clave no es lo mismo que estar de acuerdo sobre lo que se debe hacer al respecto. Sabemos por los reportes de las investigaciones, los ciudadanos se preguntan sobre cómo manejar un sistema “amañado” o los impuestos o el aborto o la inmigración probablemente serían diferentes. Pero esas conversaciones son sobre dar y recibir y sobre buscar respuestas. Ese es el sentido de la política y es diferente de las luchas culturales que dominan las discusiones.

En una nación de 330 millones de habitantes, nunca habrá respuestas fáciles a la pregunta “¿quiénes somos?”.  Ahora las encuestas, señalan que la política debe pasar a la pregunta más relevante de “¿Qué debemos hacer?”, el estancamiento y las tensiones que sienten los estadounidenses en las elecciones de 2024 probablemente no cambiarán. Debemos estar atentos, ya que quien triunfe en las elecciones presidenciales, influirá en el actuar del nuevo gobierno mexicano.

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