CONTACTO AL MINUTO

Rolando Daza

Apunte:

El domingo pasado, diversos municipios cancelaron sus celebraciones de las fiestas patrias. Detrás, había violencia. En el zócalo de Ciudad de México nadie se acordó. El presidente no dio vivas al pueblo en sufrimiento. La urgencia con que firmó la enmienda constitucional que aprueba la reforma al poder Judicial se convierte en indolencia cuando la violencia está en casa de los mexicanos.

‌El domingo, para algunos, fue un día hermoso, histórico, el último grito de López Obrador. Para otros, fue el reiterado ejemplo de que el futuro en México es autoritario. Fue un día para despreocuparse. A gritar a gritos.

Sin lugar a dudas, la estrategia de seguridad “abrazos y no balazos” no dio los resultados esperados. El gobierno del presidente concluirá con casi 200,000 homicidios, un promedio de 92 mexicanos asesinados por día, convirtiéndolo en el sexenio más violento de la historia de México. El Ejecutivo federal ofreció atender personalmente la seguridad, combatir las causas de la violencia y recuperar la paz.

Para algunos, es algo irreal la situación que enfrentamos, vivir bajo esas condiciones es impensable… y no tan solo en el país, en Guanajuato es también triste la realidad, en las principales ciudades del estado se vive en la inseguridad; consideran nuestros gobernantes dejar un legado de desconsuelo y de abandono, algunos ya hasta tienen contemplado vivir fuera del país.

Es alucinante lo que sucede en la nación; tras la ola de violencia que vive Sinaloa desde hace algunas semanas por el enfrentamiento entre grupos criminales, el comandante de la Tercera Región Militar, reconoció que el regreso de la seguridad en la entidad depende de que los criminales decidan dar por terminada su confrontación. “Queremos que sea lo más rápido posible, pero no depende de nosotros, depende de los grupos antagónicos que dejen de hacer confrontación entre ellos y que estén dejando a la sociedad en paz para que vivan con tranquilidad”.

Por otra parte, cómo va a recibir nuestra presidenta Claudia Sheinbaum su sexenio este 1 de octubre. No todo son buenas noticias. Le dejan un país que puede entrar en serias situaciones económicas, sociales y políticas.

La deuda del país que heredará es la más alta en la historia en números absolutos, con 6.6 billones de pesos, finanzas públicas muy delicadas. Se gastaron todos los ahorros como si no hubiera un mañana. Esperemos que en el mundo no se desate una crisis económica, de guerra o de salud.

El presupuesto de la nación está al límite, sufriendo por las pensiones, los programas sociales (que tan buenos votos dieron) y las obras faraónicas que se han realizado en este sexenio, las cuales más que ofrecer ingresos son grandes partidas para apoyar bolsillos.

Aunque no se desea, un aspecto muy delicado para el gobierno entrante, es la continuidad del secretario de Hacienda y Crédito Público, por “imposición” de nuestro presidente, dejando a quien le cuide la espalda.

Un aspecto más a considerar es la grave situación en que se entrega a PEMEX, ahogada en deudas y corrupción, seguirá siendo un barril sin fondo para los impuestos, no produce lo suficiente, no se moderniza y no puede aliarse con privados (situación muy semejante CFE).

Y el mayor aspecto a enfrentar la destrucción del poder Judicial, de las instituciones autónomas, además de generar una atmósfera de desconfianza entre los posibles inversionistas (se observa en el nearshoring).

Un aspecto más a considerar, qué pasará con la herencia de López, su hijo desde Morena aspirará a la presidencia dentro de seis años, y la posible debilidad de Claudia para tomar las decisiones cruciales para el país y los mexicanos… vienen tiempos difíciles para todos.

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