Rolando Daza
Apunte:
La política cambia, los gustos musicales cambian las generaciones de personas cambian, ¿las empresas cambian? ¿Las empresas en el estado deben ajustarse, adaptarse a los nuevos tiempos?
Preguntando a los colaboradores de empresas de Guanajuato, si les gustaría trabajar con un jefe exigente, directo y que casi roza la grosería, o con un líder diplomático y menos duro. Aunque hay respuestas para todos los gustos, la mayoría señala que, a veces, trabajar con genios o que producen resultados compensa, aunque puedan herir las sensibilidades propias.
En mi experiencia, se aprende más cuando recibimos un comentario que duele que cuando solo escuchamos alabanzas y halagos. Se aprende más de las críticas que de las felicitaciones.
El trabajar con un fanático del control, o que incluso usted se considere uno de ellos, es un comportamiento del micromanagement entendido como la obsesión por estar en los detalles, por una excesiva supervisión de los subordinados.
Esta conducta se suele producir frecuentemente entre personas sin experiencia directiva, es una muestra de falta de autoconfianza. El micromanagement es también expresión de la avaricia por el poder, un comportamiento opuesto a la generosidad que conviene practicar en puestos de mando.
El micromanagement limita la iniciativa y coarta la innovación, mientras que el empoderamiento y el pensamiento crítico generan creatividad y promueven la mejora y la transformación. En las empresas de Guanajuato, con frecuencia se dan situaciones en las que los líderes proclaman la delegación connatural como parte de la cultura empresarial y luego establecen férreos y abundantes chequeos y controles.
El micromanagement genera ansiedad en los subordinados, se percibe como falta de confianza y, además, puede acabar contagiándose dentro de la organización. El cerebro humano está programado para ser independiente no solo en el entorno profesional, sino también en las relaciones personales y en el entorno familiar. Por eso, lo normal es que los fanáticos del control en el trabajo también lo sean en su casa.
Las raíces del micromanagement son el perfeccionismo y la falta de autoconfianza. Se suele explicar que, conforme se asciende en una empresa, crece el desconocimiento de la actividad de los departamentos que reportan en línea por debajo. La imposibilidad de conocer al detalle todo lo que sucede bajo el mando personal, es lo que se conoce como gestión de cajas negras. Esto es muy dado en las áreas de producción y de recursos humanos.
Una primera recomendación para evitar el excesivo control sobre los empleados es que aprenda a convivir con la incertidumbre y el conocimiento parcial de los temas. Es mucho más eficiente cultivar la confianza con las personas que gestionan los departamentos que dependen de usted que intentar controlar toda la información y los detalles.
El empoderamiento es compatible con conocer la evolución de la actividad, más que indicar cómo proceder, es preferible acordar objetivos generales y dejar que los responsables identifiquen cómo alcanzarlos.
En una empresa con cultura de empoderamiento no suele existir un control previo de la toma de muchas decisiones, excluidas las propiamente estratégicas. Por eso, es bueno favorecer las decisiones ágiles, sin necesidad de esperar a comités.
Una de las razones más frecuentes para enrolar a los altos directivos en programas de coaching es que aprendan a delegar, se enfoquen más en la estrategia corporativa y eviten el micromanagement.
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