Rolando Daza
Apunte:
En la historia de las sociedades los desencuentros comerciales se usaron para proteger las producciones nacionales y nivelar las balanzas comerciales; en el presente siglo son un instrumento en el campo de la geopolítica. Como señalan los especialistas en política y en economía, la lucha comercial entre EUA y China, la principal razón es el enfrentamiento de las dos potencias por el predominio mundial.
El desencuentro Estados Unidos-China se inició durante el primer gobierno de Trump con la tesis de “eliminar las prácticas comerciales desleales en materia de transferencia de tecnología, propiedad intelectual e innovación”. La acción inicial fue imponer aranceles a los productos chinos por 60,000 millones de dólares. China respondió con una medida similar. Desde entonces, uno y otro han sufrido ataques y contraataques en forma de aranceles y medidas proteccionistas.
EUA culpó a la empresa Huawei (Google y Microsoft dejaron de proveer sus productos) y a la red social TikTok de recabar datos para el gobierno chino. El gobierno de Biden prohibió la venta a China de microchips con el fin de preservar la supremacía tecnológica de su país.
La globalización originó una gran relación entre China y los países industrializados que, para abaratar sus costos, trasladaron su producción a China, convirtiéndola así en la fábrica del mundo. Además, para disfrutar de mejores beneficios, las empresas extranjeras se adaptaron a las condiciones impuestas por China, para operar en su mercado, las empresas extranjeras deben asociarse con las locales (o bien comprar empresas), que acaban recibiendo tecnología y conocimiento de sus socios.
Estas situaciones no ocurren nada más entre Estados Unidos y China, Europa también ha tenido tropezones comerciales con ambos países. Con EUA mantuvo una larga guerra comercial por la competencia entre Airbus y Boeing. Contra China, en el 2024 a raíz del empuje de los coches eléctricos chinos en el mercado europeo, al considerar las subvenciones que reciben los fabricantes chinos de coches eléctricos, Europa decidió aumentar los aranceles hasta el 45%. China respondió con una amenaza que aún no se ha concretado, aplicar aranceles sobre la carne de cerdo.
Ahora, con el regreso de Trump, se presenta la situación de empresas estadounidenses como Ford, General Motors o Tesla de apostar por el nearshoring como estrategia competitiva, fabricar en México con menos costos, menos riesgos de retrasos y roturas de la cadena de suministros que en China. La estrategia de las empresas continuará o la amenaza del presidente estadounidense con imponer aranceles a los coches fabricados en México detendrá las inversiones en el país; por lo pronto ya aplicó aranceles al acero y al aluminio. ¿Sera el principio del fin del TLCAN? ¿La economía de México resistirá el golpe?