Marycarmen Soria Narváez
El crecimiento de la economía mexicana, según los reportes del INEGI, ha sido casi nulo, las cifras muestran, sin duda que la economía mexicana no ha crecido en los últimos cinco años. Esto se debe a varios factores como la pandemia, la situación internacional, pero uno que ha pesado mucho es que el gobierno optó una administración conservadora de la economía y refleja la ausencia de medidas suficientes y oportunas para reanimar el aparato.
Por ello podemos ver en marzo de 2023 que la población ocupada en la informalidad laboral fue de 32.5 millones de personas y la Tasa de Informalidad Laboral fue 55 % de la población ocupada. Lo que quiere decir que la mayoría de los trabajadores mexicanos laboran en condiciones vulnerables: carecen, en su mayoría, de seguridad social, estabilidad laboral y reciben ingresos muy reducidos.
México es un socio comercial importante para Estados Unidos y la fuerza de la mano de obra de los migrantes mexicanos también es fundamental para ellos y para nosotros las remesas, dinero que llega a las familias mexicanas para ayudar con los gastos. Sin embargo, el contexto internacional sigue siendo incierto y los efectos de una probable recesión o una crisis financiera en Estados Unidos no pueden descartarse.
Lo que resulta indudable es que se requiere de una nueva política económica que acelere el crecimiento, detener el aumento de las tasas de interés, ya que frena la inversión y genera una cartera vencida en crecimiento. El tipo de cambio del peso mexicano no puede ser el objetivo más importante de la política económica.
Viendo hacia el futuro inmediato, han surgido propuestas para esbozar lo que podría ser una agenda de reformas desde el lado progresista, entre las que se encuentran, por lo menos, las siguientes: una reforma fiscal que grave a los sectores de mayores ingresos (quizás apenas al 1% más rico) y disminuya los impuestos de los que menos ganan; una política industrial apoyada en tres pies: inversiones públicas en infraestructura y servicios, reordenamiento urbano. Una segunda pata, consistiría en su orientación “verde”, para evitar el saqueo de recursos naturales, principalmente el agua, la mayor parte de nuestro país y sobre todo nuestro estado sufre de estrés por este vital liquido; y una tercera, el aumento del gasto en Ciencia y Tecnología.
El cambio estructural no ha llegado a pesar de lo que se diga, en la realidad la mayoría de los mexicanos vivimos diario en carne propia crisis económica, y al bajar la economía sube la inseguridad, por lo tanto, la pobreza, la desigualdad, la falta de atención médica y de medicamentos y el abandono de millones de mexicanos en el tema de la seguridad, siguen siendo una deuda pendiente.
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