El miedo a la inflación

Marycarmen Soria

Hace unos días, la prensa nacional e internacional dio cuenta de las opiniones del director general del Banco de Pagos Internacionales (Bank of International Settlements en inglés, BIS), Agustín Carstens, con motivo del informe anual de la institución. En un escrito entregado a los medios de comunicación, Carstens admite que la inflación ha bajado, pero advierte varios riesgos “que ensombrecen las perspectivas”, entre ellos un resurgimiento de la inflación debido a que los trabajadores al ver que el poder de compra de sus salarios ha disminuido podrían intentar su recuperación; igualmente, las empresas siguen subiendo los precios de sus productos, lo que podría crear una carrera entre salarios y precios que “es difícil detener”.

También ve riesgos para la estabilidad financiera al aumentar la cartera vencida, lo que puede desencadenar quiebras bancarias e incluso un “colapso sistémico”. Además, señala que se pueden agravar los problemas para el pago de las deudas externas de los gobiernos. La respuesta que deben dar los Bancos Centrales a todos estos desafíos es muy simple: restablecer la estabilidad de precios, es decir, seguir aumentando las tasas de interés.

Aumentar las tasas de interés estancaría la economía, la gente, las empresas no tendrían oportunidad de pagar créditos con esas tasa altas en sí, tendría que hacerse un llamado a “cambiar la mentalidad”, generar políticas monetarias que alienten la producción y llevar a cabo las reformas estructurales “desatendidas desde hace mucho tiempo”.

Varios economistas distinguidos y de diversas corrientes no logran ponerse de acuerdo con lo que realmente puede pasar la comprensión de los fenómenos económicos es muy complicada, desde el COVID los países no han podido reaccionar, se dice que los riesgos de  una hiperinflación (mayor al 50% anual) son generalmente bajos y ésta ha sido un fenómeno histórico excepcional en la historia del capitalismo después de la Segunda Guerra Mundial. Pero ahora mismo también desde el 2020, han pasado cosas excepcionales e históricas, y ya ha habido países que han sufrido este fenómeno, como  los que se separaron de la URSS y resultaron víctimas de una súbita desregulación de precios y de brutales terapias de choque para convertirlos en países capitalistas; o han sufrido graves trastornos políticos como Chile en los años setenta y, ahora, Venezuela, lo cual no puede decirse que en México no pueda pasar.

Estudios y teorías van y vienen, que si la inflación rebasa el 40% anual. O se mantiene en un crecimiento sostenido, pero la inflación que estamos viviendo, hoy en día, se originó por una cadena de crisis; la pandemia, la disrupción de las cadenas de valor, y la guerra en Ucrania. Todos estos fenómenos repercutieron en una afectación de la oferta de bienes y servicios. No fue resultado, por lo tanto, de un “exceso” o aumento desmedido de la demanda,  particularmente de los salarios.

En conclusión, nos toca a los ciudadanos pagar impuestos y solo ver cómo sobrevivir a la alza de precios y a la inseguridad.

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