Marycarmen Soria
Millones de personas vieron el mundial de Fútbol en Qatar, pero incluso en este evento la FIFA también ha desatado una tempestad política, destacando los dilemas morales, comerciales y geopolíticos que dan forma al mundo moderno, cuando se supone que el futbol debería unir al mundo.
Las disputas sobre que se intentó evitar que algunos equipos apoyaran a la diversidad LGBTQ+, los derechos de las mujeres, el trato a los trabajadores inmigrantes, manifestaron o dejaron al descubierto que un evento de esta magnitud se realiza para entretenimiento de muchos y al mismo tiempo se ignoran los derechos humanos y la represión política, no solo en Qatar sino en todos los demás países.
Desde mi perspectiva cuando vemos restricciones a la libertad de expresión siempre es preocupante, pero no hay que ir hasta Qatar para verlo, en nuestro país cada día se ve más amenazada esta libertad, al tener decenas de periodistas muertos y otros más amenazados.
Este mundial reflejó los conflictos, incongruencias y enormes diferencias económicas y de calidad de vida, en la política del mundo. Por ejemplo, los jugadores iraníes se negaron a cantar su himno inaugural contra Inglaterra, en una posible protesta por la represión violenta de la disidencia en la República Islámica.
El torneo es una prueba del entusiasmo de las instituciones occidentales (equipos y ligas deportivas, instituciones culturales y empresas) por hacerse con una parte del flujo de dinero procedente de Medio Oriente a pesar de la posible amenaza a sus valores.
Esto refleja un cambio global en el poder y, especialmente, en el músculo financiero, y el fútbol, con su enorme atractivo mundial, se está quedando con una enorme tajada. El fútbol no es el único deporte que cambia debido a este cambio de poder global. La Fórmula Uno, que rivaliza con la huella internacional del fútbol, envía a sus corredores a 200 km/h a múltiples circuitos de Medio Oriente. Esto se conoce como el “lavado deportivo” en el que una nación autoritaria que busca mejorar su imagen, a pesar de las serias críticas sobre su sistema político y su desempeño en derechos humanos, corteja a las principales estrellas deportivas del mundo.
Así como los partidos políticos invitan a ser candidatos a artistas, luchadores, deportistas, cantantes y demás, para usar su imagen, para que la gente no vea el desprestigio del partido político, por lo que ahora debemos ver más allá de un evento deportivo, artístico o de una campaña política para ver realmente que es lo que nos ofrecen y a cambio de que, para poder decidir si estamos de acuerdo en ello o no.
