Guanajuato, Gto., 21 de enero de 2025.- Con motivo de la toma de posesión de Donald Trump al frente de la presidencia de los Estados Unidos de América (EUA) por un segundo periodo de gobierno, el Dr. Miguel Vilches Hinojosa, profesor-investigador del Departamento de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad de Guanajuato, compartió algunas observaciones al respecto del fenómeno migratorio y las políticas durante esta nueva gestión.
La migración a EUA es un fenómeno complejo, indicó el investigador, pues muchos son los factores que la generan, comenzando por la búsqueda de mejores condiciones de vida, hasta la violencia, la desestructuración sociopolítica y la erosión de instituciones en varios países. Actualmente, otra causa relevante es el deseo por la reunificación familiar.
La gestión anterior de Trump (2017-2021) se caracterizó por implementar una política de ‘cero tolerancia’ con un discurso discriminatorio con tintes racistas, lo que endureció la persecución de las y los migrantes irregulares afectando sus derechos fundamentales. Justamente, la separación familiar fue una medida disuasoria; aún hay niñas y niños sin reencontrarse con sus padres y madres. Además, se emplearon amenazas para elevar los aranceles de importación y se desestructuró y bloqueó el sistema de asilos para refugiados.
Durante la administración de Joe Biden (2021-2025), el discurso estadunidense se volvió garantista y tolerante, aunque continuó la detención y contención de las personas migrantes. Para la segunda gestión de Trump (2025-2029), se espera el regreso de aquellas políticas, pero más agresivas en términos económicos y con la construcción del muro fronterizo.
El Dr. Vilches considera que la administración estadunidense requiere ser muy estratégica con sus medidas, pues el país no atraviesa una situación estable; hay graves problemas y la elección de figuras como Trump obedece al malestar de la población. En ese sentido, vislumbra tres posibles escenarios migratorios.
En el primer escenario, se aplicarían severas medidas que atentarían contra los derechos humanos y el orden global (deportaciones masivas prohibidas por el derecho internacional, imposición de reglas imperialistas). Esto traería consecuencias negativas inmediatas y a largo plazo para EUA por faltar a sus valores democráticos.
El segundo, podría tener un primer año donde se refuercen las políticas de cero tolerancia, pero con una despresurización posterior a causa de los contrapesos y oposición política interna.
En el tercero y menos alarmante, se observaría una serie de amenazas con la intención de persuadir y lograr la disminución de la migración, sin que efectivamente se apliquen las políticas anunciadas.
Al respecto de los riesgos que podrían enfrentar quienes radican en EUA, el profesor resaltó que existen muchos perfiles de personas migrantes tanto regulares como irregulares, destacando las y los profesionistas (deportistas, artistas, empresarios). Sin embargo, el sector más vulnerable son las personas solicitantes de asilo o migrantes forzados, la mayoría migrantes irregulares o defraudados al intentarlo por la vía regular.
En cuanto a personas migrantes forzadas, indicó, se estiman 120 millones a nivel mundial provenientes de países con graves situaciones sociales. Muchas de ellas son víctimas de delitos (trata de personas, explotación laboral y sexual, tráfico de órganos o reclutamiento para el tráfico de mercancías y sustancias ilícitas); en gran número son abandonadas por traficantes, quienes se convierten en sus violentadores, por lo que la persecución gubernamental aumenta su vulnerabilidad al detenerlas arbitrariamente, de manera indefinida e inhumana: «se utiliza una racionalidad criminal y se les castiga con el encierro, aunque no han sido condenadas por ningún delito», explicó.
«Hay una crisis migratoria y humanitaria mundial, desde hace al menos dos décadas, que se ha venido agudizando. Necesitamos atenderla de manera integral, no solamente con medidas de los gobiernos nacionales, también los gobiernos subnacionales (Estado, Municipio). En México, hay asociaciones civiles que llevan décadas atendiendo migrantes en tránsito y supliendo la acción de los gobiernos con una visión humanitaria. Hay que recuperar la experiencia que han acumulado y aplicarla en los contextos subnacionales», recomendó.
«Cada Estado y Municipio tiene una realidad distinta. Guanajuato tiene más de 120 años de relación intensa con Estados Unidos, personas que se van y regresan, familias binacionales por varias generaciones y actividad comercial. Es muy importante atenderlo de manera contextual. Por ejemplo, en San Miguel de Allende habita un gran número de personas extranjeras y se incentiva la cooperación entre ambos países, hay dinámicas de tránsito familiares, van y vienen. El Estado tiene que atender la migración de una manera más decidida donde los ciudadanos biculturales, con grandes competencias y potencialidades, también participen», observó.
Igualmente, señaló que el término ‘soberanía’, particularmente la ‘soberanía absoluta’, debe ser repensado como ‘soberanía relativa o abierta’, esto a partir de las declaraciones de Derechos Humanos que en la segunda mitad del siglo XX comenzaron a hacerse públicas. «Los Estados tienen que acatar estándares internacionales de vida y derechos fundamentales en el contexto migratorio. Las personas extranjeras son seres humanos y deben ser respetadas en sus derechos fundamentales con independencia de su situación migratoria. El reto es destinar los recursos suficientes para atender integralmente el fenómeno y que ocurra una auténtica protección. ¿Cómo volver real y posible el derecho de migrar y planear la vida? La migración enriquece a las sociedades», enfatizó.
Como reflexión final, el profesor expresó que es imperativo atender las causas profundas de la migración en los países de origen con un enfoque integral y no solo económico: «Estamos en un momento de cambio de modelo para el desarrollo del país y en transición a un nuevo modelo mundial. Necesitamos generar contextos de desarrollo humano, mejores condiciones de desarrollo en libertad; apostar a que las personas tengan vidas sanas, valiosas y duraderas; incentivar una mejor educación integral; propiciar la salud mental y física; que exista la esperanza y las posibilidades para mejorar la condición de vida en sus comunidades y ciudades y, si se decide migrar, que pueda realizarse de manera regular», finalizó.