Marxistas en la SEP obradorista

Juan Miguel Alcántara Soria
Marx Arriaga Navarro es el director de Materiales Educativos de la SEP. Desde su nombre, un marxista enquistado en el gobierno de la 4t, buscando controlar la educación. Recién volvió a encender alertas, por su impacto ideológico impreso en libros de texto para millones de niños y adolescentes del país, distribuyéndose ahora; con sentencias judiciales ordenando suspenderlo. Es otra “correa de transmisión” (dijo Lenin) de tesis colectivistas hacia maestros y alumnos, bajo el paraguas de “La Nueva Escuela Mexicana”, en educación básica y media superior. Propuesta por el veleta Esteban Moctezuma (van 3 “idiotas útiles” –otra expresión cruel leninista- en SEP), y aprobada por legisladores de la 4t en 2019, en contrarreforma educativa. Incluye una “Nueva Familia de Libros de Texto Gratuitos, 2023-24” clandestinamente publicados, que afectarán más a estudiantes de escuelas públicas. Lo acompaña Sady Arturo Loaiza Escalona, venezolano, su Director de Desarrollo e Innovación de Materiales Educativos, desde enero de este año, quien trabajó en el Ministerio del Poder Popular para las Comunas, de la dictadura de Maduro, difundiendo ideas chavistas. “Proletarios del mundo, uníos”, dicen.
El punto de partida de este Marx, y de esa “minoría confesada y buscada” (Lenin), es que todo lo aprendido en últimos siglos está mal, ya que los españoles colonizaron nuestra mente con insumos de cultura griega, latina y judeocristiana. La antítesis, en sus libros de texto, es confrontar “colonialismo” y “miradas occidentales, blancas y masculinas”, como las llama, con anticapitalismo y visiones colectivistas. Por eso se dirigen a los “nadie”: “colonizados y marginados”, cargando contra el mestizaje, contra Vasconcelos, su “Raza Cósmica”, y todo el pasado. Abandonan la educación moderna que impulsada desde hace más de un siglo, para sustituirla por tesis materialistas. Propugnan desaparecer materiales escolares anteriores, impulsar una “nueva manera de adquirir conocimiento”, “luchar contra el individualismo y la competencia, y favorecer un proyecto de formación colaborativo”: prevalece lo colectivo sobre lo individual; sustituyen “trabajo en equipo” por “en colectivo” (la palabreja les encanta). Abandonan la idea de evaluación y de logros escolares homogéneos: cada profesor evaluará alumnos como entienda, porque “evaluaciones dañan”, al distinguir capacidades y esfuerzos individuales. A los profesores exigen leer a Marx y a Lenin. Arriaga vomitó: “leer por goce es un acto individualista”. Abominan impulso de superación.
Los cuestionamientos de pedagogos al proceso, contenidos, y a resultados, son graves y múltiples. Sin planes de estudio, eliminan contenidos de matemáticas y lectoescritura de libros, entre otros. “Una ocurrencia no hecha en ningún otro lado”. Organizaciones de la sociedad civil exigen frenar distribución de los libros y remover a desastrosos. Lograron resoluciones judiciales, por lo pronto.
Para ambos Marx, la realidad total del hombre se reduce a la materia. Degradan al ser humano, considerándolo solo un conjunto de relaciones sociales -un ser accidental, no substancial-. “Un momento transitorio en la evolución del todo colectivo”; un ser incompleto, dependiente de lo “colectivo”, este sí substancial. Las ideas, dicen, están determinadas por el estado social, a su vez determinado por las fuerzas económicas.
Para Aristóteles, en cambio, el hombre es animal racional, social por naturaleza. Con cualidades muy particulares: una capacidad de pensar muy diferente, múltiples lenguajes, arte, reflexión, progreso. Un cuerpo material espiritualizado, que por la inteligencia busca verdades, y por la voluntad, bienes. Un todo único, cada uno diferente, irrepetible, con funciones físicas, vegetativas, animales y espirituales (que no se da en otros animales). Cada uno es él mismo (substancia individual), distinto, y, al mismo tiempo, es con otros en sociedad: ésta sí ser relacional, accidental (contrario a tesis de Marx). Destinado a un progreso infinito, y al mismo tiempo consciente de su finitud y mortalidad. Revaloremos herencia cultural. A optar entre Aristóteles y Marx. Quien se haga gusano no se queje si lo aplastan.

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