No se atienden los problemas del país

Marycarmen Soria

La titular del INEGI informó que “México ya retomó su trayectoria de crecimiento y además la inflación mantiene un ritmo de desaceleración”.  El problema es que en la realidad  no se ha retomado el crecimiento. Ella misma señaló que el PIB en el primer trimestre de 2023 creció en 1 por ciento, pero lo que no dijo es que no hubo crecimiento alguno en los cuatro años anteriores.

Si la inflación ha ido disminuyendo, no es debido a la política monetaria de Banxico que dicha funcionaria defiende, sino porque ha disminuido el precio de los granos básicos y de otros productos que importamos del exterior. Con las altas tasas de interés predominantes, junto al peso fuerte y la austeridad fiscal, no hay condiciones de retomar el crecimiento económico, ni de bajar la inflación al que persigue Banxico, pues tales políticas actúan contra la producción, acentúan la escasez de productos, presionan sobre precios e importaciones y el déficit de comercio exterior, que frena el crecimiento económico.

Dicha funcionaria señaló que “podemos invertir muchísimo en el Tren Maya, muchísimo en Dos Bocas, muchísimo en el aeropuerto, en las carreteras, pero la inversión pública es cerca de 4 por ciento, la privada es del 20. Si vamos a crecer es con inversión privada” y añadió que “tenemos que generar incentivos a la inversión privada”.

El problema es que los estímulos pasan por bajar la tasa de interés, así como subsidios a la inversión y expansión del gasto público para incrementar demanda y así asegurar condiciones de ganancia para que la inversión privada aumente y ello no se da. Mientras sigan las altas tasas de interés, peso fuerte y austeridad fiscal no habrá crecimiento de la inversión privada, ni crecimiento de la economía nacional.

Las llamadas finanzas públicas sanas (que equilibran ingreso y gasto público) que festeja el sector financiero, reducen a su vez la participación del Estado en la economía y le amplían espacio de inversión a la cúpula empresarial. Es decir, el dinero privado pasa a invertir donde el gobierno deja o no puede invertir. Lo que era del sector público y aquí es donde hay que estar atentos porque es una manera  de privatizar o de que nos va a costar más la educación, la salud, la seguridad, la construcción, el transporte, la energía, y todo lo que pasaría a ser o tener más control la cúpula empresarial al dejar de atender e invertir en los problemas del país el gobierno actual.

El problema es quién está preocupado y ocupado en resolver estas situaciones, hasta el momento no se ve ni en el Gobierno federal ni en la oposición.

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