Nuestro INE, amenazado de muerte

Juan Miguel Alcántara Soria

Los diputados iniciaron el análisis de las iniciativas de Ley Electoral. Los de Morena buscan eliminar al INE, sustituyéndolo por otro partidizado de integrantes electos en votación popular, que obvio, hoy serían los de la 4T.

Reducen al Tribunal Electoral y al financiamiento de órganos electorales, con riesgos, por un lado, de afectar su desempeño, y sobre todo, de aumentar la dependencia del dinero del crimen organizado, crecida como nunca en últimos procesos electorales, beneficiando al obradorismo.

Eliminan los distritos electorales y legisladores plurinominales, lo que genera sobrerrepresentación de Morena y reducen la de opositores, subrepresentados. Por supuesto que nuestro sistema democrático es perfectible, pero no así (que no haya ilusos).

El presidente del INE, Lorenzo Córdova, dijo luego que esta reforma busca “la captura del INE” por la 4T, un “mecanismo para regresión antidemocrática”.

Lograr en México elecciones libres y voto respetado nos costaron sangre, sudor, lágrimas, tiempo y oportunidades irrepetibles. José Woldenberg, expresidente del IFE, escribió la “Historia mínima de la Transición Democrática en México” (El Colegio de México, 2012). Abre con cita iluminadora: “El espíritu del mal y el dios de la mala memoria hacen causa común. ¿Tal vez son uno solo y el mismo?” (Isaac Bashevis). Este libro deberían leerlo todos quienes acudan por primera vez al INE a solicitar su credencial, para saber de dónde venimos y a dónde podemos retroceder, como hoy AMLO quiere.

Ahí describe “la auténtica transición democrática entre 1977 y 1997 que hizo posible la alternancia en la Presidencia de la República en el 2000”. Transitamos de un sistema de partido hegemónico, de casi una sola fuerza política, a uno plural de partidos, con elecciones altamente competidas.

De una presidencia omnipotente a un Ejecutivo acotado por otros poderes constitucionales; de un Congreso subordinado al presidente a otro cuya dinámica se explica por un pluralismo equilibrado; de un federalismo simulado a uno genuino; de una Corte irrelevante en lo político a un auténtico árbitro entre poderes.

Las dos piezas que lo hicieron posible fueron un sistema plural de partidos y un sistema electoral capaz de garantizar imparcialidad y equidad a contendientes y ciudadanos, concluye.

En el capítulo “La construcción de las nuevas instituciones electorales”, Woldenberg apunta que las elecciones de 1988 (del hampón Bartlett) resultaron paradójicas: algunos creímos “que las condiciones estaban dadas para acelerar un proceso de transición democrática”.

“Por fortuna, desde el Congreso–con la concurrencia del gobierno- se llevó a cabo una operación reformadora que le permitió al país ir a las siguientes elecciones federales, las de 1991, con un nuevo entramado institucional. El Instituto Federal Electoral y el Tribunal Federal Electoral fueron los frutos más visibles aunque no los únicos de aquellas innovaciones.

Y en ese capítulo transformador tuvo un papel relevante el Partido Acción Nacional y en particular su grupo de diputados. Diseñaron, propusieron, negociaron e hicieron realidad un nuevo marco institucional para el desarrollo de las elecciones”.

Y continúa: “Se puede consultar un importante libro, ‘Voto en libertad’, que nos brinda una panorámica… y una muy documentada información sobre los aportes fundamentales que el PAN hizo para la creación del nuevo marco normativo e institucional en materia electoral”. Este libro que refiere (p. 36) lo escribimos Antonio Lozano y yo (MA Porrúa, 2009) y en su contraportada, Woldenberg nos hace el honor de su presentación.

Por encargo de Luis H. Álvarez coordiné al grupo de diputados del PAN que elaboramos esas iniciativas de reforma constitucional y de código electoral. Y negociamos y logramos nuevo marco institucional.

Vivencia que nos llevó a escribir “Voto en libertad”. En otro libro del mismo Woldenberg, “La voz de los otros. Libros para leer el siglo” (Cal y Arena, 2015), lo sugiere para leer el XX. Que “el espíritu del mal y el dios de la mala memoria” no hagan causa común contra México. #ElINENoSeToca. ¡A marchar el domingo 13 de noviembre!

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