Obradoristas desacatan órdenes judiciales ¿qué sigue?

Juan Miguel Alcántara Soria
Este domingo eligen gobernador/a en Coahuila y Edomex. Ahí ha faltado pueblo, ciudadanía responsable, suficiente, y liderazgos pertinentes, para lograr alternancia en el poder. Paradójico es que las oposiciones, sobre todo del PAN, tienen el deber de optar por un mal menor –y posponer lograr alternancia-, ante el mal mayor que significa ser “obradorizados”. Asomarse al desastre de gobiernos estatales de la 4t (BC, Zacatecas, San Luis Potosí, Tamaulipas, Veracruz, Chiapas o Quintana Roo), da razones para evitar más dolor evitable. La contención buscada dependerá de una proporción de votantes de más del 60% del padrón, que voten más jóvenes, y los de mayor escolaridad y las clases medias. Estos tres segmentos no participaron bien en la elección presidencial pasada, en ambas entidades, y facilitaron el triunfo a AMLO. Tendrán similar reto en la elección del 2024. En el sur, con excepción de Yucatán, es previsible más masa maiceada que pueblo.
En lo nacional, la tensión entre los poderes públicos sube a niveles más dañinos para la división de poderes, nuestra frágil democracia, y el principio de legalidad que debe regir a toda autoridad. El ejecutivo, y la mayoría oficialista en el legislativo, hostigan, groseros, a los ministros de la Suprema Corte. Sus hordas también. Y desacatan órdenes judiciales. El presidente López Obrador, dijo, desbocado, que la Corte le está dando “un golpe de estado técnico”, y que ”no le permite ejercer el poder”. Sus dichos son harto graves e infundados. No son otra exageración más de su retorcida percepción. Las resoluciones judiciales que han suspendido algunas de sus obras son porque la Constitución, en ciertos casos, permite a afectados en sus derechos solicitarlas, y obliga a los jueces a concederlas.
La “justificación” de esos dichos que intenta la ex-ministra Olga Sánchez Cordero, senadora obradorista: de que “derivan de motivos personales”, es estúpida. Por iniciarle juicio de desafuero cuando era jefe de gobierno del DF. En el 2000, AMLO expropió el predio El Encino, en Cuajimalpa, para hacer dos calles, sin soporte técnico, violó suspensiones, y no quiso pagarlo. Conocí el expediente porque fui parte del equipo de abogados de la afectada. AMLO me señaló en sus mañaneras. El decreto expropiatorio violaba diversas disposiciones, al no haber dictámenes periciales que lo justificaran en expediente mal integrado. Un Juez de Distrito amparó al afectado. Lo confirmó un Tribunal Colegiado. AMLO violó la suspensión concedida, y cometió un delito previsto en la Ley de Amparo. La 1ª Sala de la Suprema Corte resolvió que sí había pena aplicable a la violación de la suspensión. La PGR ejercitó acción penal. AMLO gozaba de “fuero”. Por tanto, se pidió a Cámara de Diputados declarar procedente acusarlo. En la Cámara, presidida por Manlio F. Beltrones, del PRI, lo dilataron más de 10 meses. AMLO compareció a hacer alegato, sin aportar prueba alguna de no haber violado suspensión. De allá deriva su odio a jueces y ministros. Y vuelve a desobedecer órdenes judiciales.
También el pasado jueves 1 de junio, legisladores federales de Morena, PT y Verde, luego de recibir una orden de jueza federal de nombrar comisionados del INAI, votaron en contra de convocar a un período extra del Congreso para nombrarlos. Pretextaron ser “autónomos”, los lacayos. Les aplicarán multas. Y si reinciden, podrán ser inhabilitados para ocupar nuevos cargos públicos. Ahí sí les dolerá. De uno y otro poder público hay desacatos a jueces, como nunca. Sube tensión. Amenazan con reformar la Constitución (que hoy no pueden), para destituir ministros y que su designación sea por voto popular. Elección así solo hacen en Bolivia, y es desastroso.
Donde sí hubo autogolpe de estado fue en Perú, en diciembre del 2022. El entonces presidente, Pedro Castillo, clausuró al Legislativo y decidió trastocar al poder judicial. Los otros poderes lo destituyeron por ese autogolpe, y lo procesan por corrupción. AMLO defiende al golpista. No quiera imitarlo (en corrupción van) . Nos toca cuidar nuestras instituciones y equilibrios. Esto exige politizar a los ciudadanos y ciudadanizar los partidos. ¡YA!

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