Juan Miguel Alcántara Soria
Urge conversar, deliberar, si votar o no, el 1° de junio. Decidir a tiempo. Se exponen razones para sí votar, o por quiénes no. O no votar. Una primera por el sí: El 70% (69.7%) de candidatas y candidatos en las boletas, a nivel nacional (17 estados incluidos), son trabajadores de poderes judiciales. El 64%, de candidaturas federales son secretarios, jueces y magistrados, con carrera judicial o en vías de. Perfiles honorables, y garantía de independencia (excluidas obradoristas). Hay nombres de abogados independientes también validables. Miguel Alfonso Meza, líder de la asociación “Defensores” (colaboró en Mexicanos Unidos contra la corrupción; hoy en la resistencia democrática), difunde datos duros del “Constitucionalismo abusivo” o autoritario de la 4t: destituyó a 7,539 jueces, magistrados y ministros del país. Inédito en el mundo. Ahora Investigan candidatos a juzgadores y exponen impresentables, en cada estado o distrito judicial (por vínculos con narcos, antecedentes penales, riesgos para la justicia o la seguridad ciudadana), datos valiosos y poco difundidos. Elaboran un “semáforo” de votables y no, por distrito. Trabajo democrático que es pertinente difundir. Para votar lo más consciente posible.
En lo federal hay 881 cargos a elegir, entre 3,500 nombres en las boletas (de 5,300 previstos en ley). Dato relevante: de las listas de comités de cada uno de los 3 poderes, resultó lo imprevisto: el judicial federal tiene 64% de candidaturas, triplicando a los otros poderes. La 4t se moverá, más, en la elección de ministros de la Suprema Corte y de magistrados de Disciplina judicial (futura policía de juzgadores), calcula Miguel Meza.
Segunda razón: El INE prevé una participación electoral del 10% (la mayoría votará de tin marín). Hay quienes en este porcentaje piensan se deslegitimará la elección, y justifican no ir a votar. En la contra: Morena, moviendo la mitad de ese porcentaje, genera oportunidades a la resistencia democrática. Sobre todo, de candidatas a juezas provenientes del poder judicial, por el tema de paridad de género: con pocos votos, ganarán. En este escenario de baja votación, los votos pro-candidatos del poder judicial independiente se potencian, valen mucho más. Serán determinantes. Así, no votar, ser abstencionista, facilitar más mal: ¿es opción ética? ¿Alguna legitimidad tendrá sumarse al 90% de abstención, sin resistencia democrática?
Conversé recién con Miguel Meza y con Roberto Gil. Nos sumamos al reto de evaluar candidaturas y proponer opciones, vinculadas a la sección referida en la credencial de elector. Hagamos ciclos de inteligencia en foros de abogados y ciudadanos del país. Hagamos vigilancia ciudadana. La oposición no se ve, ni quién defienda a los ciudadanos, organizadamente. Empoderemos ciudadanía que frene al poder autoritario. Valoremos esa “reserva democrática de trabajadores judiciales que luchan”. Con “movilización ciudadana hay posibilidades de determinar candidaturas que ganan y no”.
Supe del dilema ético de votar o no desde adolescente. En noviembre de 1969 mis padres me llevaron a la Ciudad de México, a la convención nacional que elegiría candidato a la presidencia de la República por el PAN, para contender con el candidato impuesto por Díaz Ordaz. A los catorce años presencié primeras cátedras de Política que modelarían mi vocación. Luego de presentarse un análisis de la situación nacional (un año antes, la matanza de estudiantes en Tlatelolco); se discutió el documento “Cambio democrático de estructuras”. Siguió resolver si participar o no en la elección de 1970. Uno tras otro, oradores a favor y en contra, provocaban un estallido en mi cerebro, de conclusiones encontradas. El príato evidenciaba sus impulsos antidemocráticos, represión estudiantil, fraude electoral en Baja California, y a las semanas en Yucatán. Ganó el sí y Efraín González Morfín la candidatura. Sin la resistencia democrática desde allá no habríamos logrado la democracia, hoy en franco retroceso. ¿Cómo defendemos un poder judicial independiente?