Marycarmen Soria
La reciente partida de Porfirio Muñoz Ledo ha motivado un gran número de notas y artículos, en donde destacarán sus aciertos y sus incongruencias; sus frases notables; su quehacer político; su paso por diferentes partidos y su papel en la historia reciente de México.
Tuve la oportunidad de conocerlo, trabajar, conversar, hacer amistad con Porfirio desde el año 1993. Creo que sus obsesiones políticas fueron fundamentalmente: la reforma del Estado y la democracia; la política internacional; y los partidos políticos.
En la política internacional, su experiencia en las Naciones Unidas le permitió conocer a diversos personajes notables y tener una visión muy amplia de los fenómenos mundiales. Casi desde la fundación del PRD, propuso y logró que el entonces nuevo partido se adhiriera a la Internacional Socialista (IS), organización con la cual creía tener las mayores coincidencias. Curiosamente, este paso no fue sencillo ya que el PRI era miembro de la IS y objetó la incorporación del PRD. Finalmente, después de un tiempo más o menos breve, el partido del sol azteca fue admitido con plenos derechos. Porfirio participó activamente en las reuniones de la IS durante más o menos dos décadas.
Su visión del mundo y de México estuvo basada en valores e ideas que, desde la posguerra, ha defendido esta corriente política, lo guiaba una filosofía política basada, sobre todo, en las experiencias de los gobiernos que ha encabezado la socialdemocracia europea.
Sin duda, para Muñoz Ledo, la reforma del Estado en México fue, de las preocupaciones mencionadas, la más intensa, y la que dominó casi todos sus discursos, polémicas y escritos. Una muestra de su pensamiento en esta materia se puede encontrar en la ponencia que presentó a finales del siglo pasado, en 1997, en la ciudad de Xalapa, Veracruz, acerca de la “transición mexicana”.
En México, Muñoz Ledo aseguraba que la transición se había iniciado ya en 1997 cuando la oposición (PRD y PAN, principalmente) ganó la mayoría en la Cámara de Diputados, lo que permitiría un “mayor equilibrio de poderes”. Porfirio afirmaba que el sistema político mexicano “es un autoritarismo muy eficaz, un sistema de poder vertical, autoritario, y un sistema de ficción política porque… la autoridad presidencial y el control del conjunto del sistema por un partido hegemónico, vaciaban y hoy en día siguen vaciando el funcionamiento del sistema constitucional”.
Estas ideas pueden explicar, en su momento, sus desacuerdos con Andrés Manuel al acusarlo de romper el equilibrio entre los poderes de la Unión con un “hiper presidencialismo”. Pero como él dijo “Nada le puede quitar o dar a un hombre que está más cerca de la muerte, por ello puedo decir que hoy hemos dado un salto hacia atrás de 40 años y por ello Morena se sale de mi corazón”.