Este martes se reportó la desaparición de los integrantes de la agrupación musical Los Juniors de Monterrey en redes sociales. Afortunadamente, los músicos fueron localizados con vida y se presentaron ante las autoridades para declarar sobre los hechos.
Este incidente ha reavivado en el ámbito digital el recuerdo de la tragedia ocurrida hace algunas semanas con Grupo Fugitivo, así como la masacre de 2013, cuando 17 miembros de la agrupación Kombo Kolombia fueron torturados y asesinados en Monterrey, Nuevo León, un suceso que conmocionó a la sociedad mexicana.
La historia de este ataque es un recordatorio escalofriante de la violencia que ha permeado la industria musical en el país. En enero de 2013, Kombo Kolombia, conocida por su estilo tropical y festivo, fue contratada para amenizar una fiesta en una cantina cercana a la ciudad. Sin embargo, tras su presentación, un comando armado secuestró a los músicos, quienes solo buscaban ganarse la vida con su arte. La motivación del ataque se reveló posteriormente como parte de una venganza entre grupos criminales.
Un capturado relacionado con la masacre alegó que el ataque fue ordenado debido a una supuesta traición; afirmaba que la banda había comenzado a tocar en eventos controlados por rivales de su organización delictiva.
De los integrantes de Kombo Kolombia, solo uno, Eimer Iván Cuellar Pérez, logró escapar. Su testimonio fue crucial para que las autoridades localizaran los cuerpos de sus compañeros, que fueron hallados al día siguiente en un pozo de una propiedad abandonada. El hallazgo fue impactante, ya que los cuerpos estaban apilados.
Entre las víctimas se encontraban músicos reconocidos, incluyendo a Ricardo Alfonso Verduzco Sáenz, conocido como «El Yogui», exintegrante de una popular banda de ska, quien, a pesar de ya no formar parte de Kombo Kolombia, continuaba colaborando con ellos.
La tragedia que vivieron estos artistas subraya el oscuro vínculo entre la música y la violencia en México, exponiendo la vulnerabilidad de quienes buscan trabajar en el ámbito del entretenimiento en un entorno hostil.