Urgen ciudadanía y política activas, en democracia

Juan Miguel Alcántara Soria
Una radiografía actual de nuestro México evidencia: destrucción y debilitamiento de instituciones (Seguro Popular, CNDH, Conacyt, INE), excepto Ejército; demolición de equilibrios políticos; desfonde de partidos –por corrupción, ineficiencia, envejecimiento-; ausencia de liderazgos sociales; militarización de la administración; partes del territorio controlado por el crimen, entre muchas dolencias. El viejo régimen político y el actual sistema de partidos, ya no son viables. Pero resurge el régimen autoritario, con tufo de los 60s-70s. Un presidente que miente, agrede y divide a diario, con un gabinete agachón e inepto, responsables de más corrupción, violencia, impunidad, polarización, pobreza. Se tensa parte del pueblo: entre el coraje de ser ciudadanos, la desesperanza, o el miedo a lo que pueda derivar el restaurarse partido hegemónico, remedo del PRI. No se descarta una crisis de gobernabilidad al fin del sexenio, si al “destazar” al INE luego alegan “fraude” en la elección presidencial. Miles de compatriotas se han ido del país, miles más lo harán.
El contrapeso a la monarquía sexenal palaciega serán, sobre todo, ciudadanas y ciudadanos que den cauce a su coraje, y estén dispuestos a hacer política, dentro y fuera de los partidos, para defender sus libertades y derechos: los de votar con su credencial del INE, incluidos. Bien entendida, la política es siempre buena, porque la rige la ética. La política es el “arte de lo posible a partir de lo real”, enseñó Aristóteles, para quien, como todo arte, es acción humana, distinta de la acción de la naturaleza. Es acción consciente y libre. Y todo acto consciente y libre es en el fondo y siempre una posición entre un bien y un mal, o entre un mal mayor y otro menor, y por tanto, es de índole moral. En cambio, la actividad de la naturaleza, incluyendo la no consciente o no libre del hombre (dormir, defecar, estar amenazado) surge de la necesidad, es fatal, amoral.
Política es, pues, arte o técnica de buscar el mayor bien común posible de la polis–ciudad, por los “polites”, los miembros del Estado-ciudad. “Político” o “ciudadano”, es lo mismo. Buscar un fin común inicia desde casa, semillero, –de semen- del “polite”, madurando con el tiempo; desde donde es educativo establecer prudentemente mecanismos de participación en la toma de decisiones comunes. Lograr ser capaces de pensamiento ordenado y crítico; y de saber deliberar y decidir, como idearon desde Atenas. Ahí inventaron reglas primarias para lógica, ciencia, filosofía, política o democracia. Y lo posible o imposible de lograr por la política parte de conocer su concreta realidad o actualidad, y sus posibilidades, en forma realista, veraz. Por tanto, “politeia” o democracia es el poder de los polites-ciudadanos. Y el gobierno es el órgano encargado de conducir a la sociedad al bien común. Aristóteles constató ya formas negativas de democracia, como el gobierno de la masa o multitud, la “oclocracia”: cuando el “demos”, la gente, no actúa consciente y libremente, sino manipulada, drogada. Hoy en México: ¿cuántos polites-ciudadanos hay?¿Cuántos son masa?¿Cómo y con quiénes iniciar proceso de desmasificación-personalización?
El domingo 26 es importantísima nuestra manifestación pública. Se desechó el plan original obradorista de desaparecer al INE, pero el “plan b” de descuartizarlo, le exige al INE mismas tareas con muchos menos recursos humanos, técnicos y financieros. Y mienten al decir que es el más caro. No habrá credenciales del INE suficientes, ni padrón confiable, ni capacitación de integrantes de mesas directivas de casilla, ni custodia de paquetes electorales, entre otras amenazas.
La Corte hará su parte. Nosotros encaucemos coraje ciudadano, haciendo política. La democracia es solución al problema del origen del poder, y es participación en las decisiones comunes. El pueblo es el sujeto de los derechos políticos que le van a permitir y le van a obligar a elegir, vigilar y cambiar autoridad. No la masa, que es conjunto de personas en proceso de pérdida de conciencia y de libertad responsable: ésta no marchará el 26. ¿Tú, serás pueblo, o masa?

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