Rolando Daza
Apunte:
Los tiempos que vivimos los mexicanos en el aspecto social (fifís vs chairos), en el aspecto productivo (hacer más con los mismos recursos), en el aspecto económico (la inflación no cede, el dinero alcanza menos), corrupción, salud, la familia, el transporte, el gobierno, las campañas políticas… todos nos presionamos para rendir más y para alcanzar el éxito académico, profesional, económico y personal. Es una época de caos que repercute en todas las personas.
Hay momentos de nuestra vida donde experimentamos ansiedad, preocupación, angustia, tristeza y estrés. La mayoría de las veces, somos capaces de gestionar estas emociones; sin embargo, el entorno, las circunstancias y las exigencias cotidianas pueden llevarnos a vivir en un estado de emociones descontroladas y bajo un estrés constante.
Estamos sumergidos en el caos emocional, un estado de turbulencia interna y desorden emocional donde experimentamos emociones descontroladas, frecuentemente cambiantes y de gran intensidad. Por ello, nos sentimos abrumados, tenemos dificultad para gestionar adecuadamente las emociones y, en ocasiones, reaccionamos de manera desproporcionada o violenta.
Todo este aspecto emocional repercute en nuestro actuar y en nuestro desempeño social, personal y profesional. En el país, las personas vivimos con algún nivel de caos emocional debido a los acontecimientos que nos rodean; por desgracia la mayoría de las ocasiones no nos damos cuenta porque damos por sentadas la mayoría de nuestras experiencias.
Hemos normalizado el caos que experimentamos en el transporte público, en el tráfico y las decenas de muertes y violencia que está en nuestro mundo, ya es de lo más normal los memes o historias que inundan las redes sociales, o la violencia en los noticieros. Nos sentamos por horas a ver películas y series violentas. Y, además, en este momento experimentamos una normalización de la violencia en los procesos electorales.
Todos nos presionamos para rendir más y ser exitosos, la presión se manifiesta en el mundo profesional, económico y personal. Con el tiempo, la presión genera estrés crónico, ansiedad y sentimientos de insuficiencia o fracaso. El estrés persistente, nos agobia, pero no sabemos identificarlo, consideramos que lo podemos manejar. Los mexicanos nos encontramos en una realidad donde predomina el caos emocional
Los factores estresantes actúan como catalizadores de las dificultades emocionales preexistentes y, en otros, pueden ser la causa directa de nuevos problemas emocionales o de salud mental. Observar a los jóvenes, el ambiente que se respira y el caos predomina.
Diversos factores contribuyen a esta situación que afecta a todos. Consideremos la sobrecarga de información y estímulos. La constante exposición a las redes sociales y fuentes de noticias absorbe a tal grado que no sentimos la sobrecarga de nuestra capacidad de procesamiento, y esto nos produce fatiga mental y emocional.
Byung-Chul Han, filósofo surcoreano y profesor de la Universidad de Berlín, es considerado como uno de los filósofos más destacados del pensamiento contemporáneo. Según Han, el exceso de información nos está conduciendo a una sociedad llena de individuos agotados, frustrados y deprimidos. En este nuevo escenario social, víctima y verdugo son la misma persona. Ya no hace falta una dictadura ni un tirano para someter a la población. Nos bastamos nosotros solos para explotarnos hasta la extenuación. Y paradójicamente vivimos bajo una falsa sensación de libertad.
El caos emocional genera malentendidos y conflictos en las interacciones con amigos, familiares y colegas. Tienen un impacto en la salud física, incluyendo alteraciones del sueño, dolores de cabeza, problemas digestivos.
Para hacer frente a este caos emocional, es fundamental aprender a gestionar nuestro tiempo y manejar el estrés, establecer límites saludables con el trabajo y la tecnología, buscar conexiones significativas y apoyo en la comunidad. Para las personas que se sienten abrumadas, un paso fundamental es buscar apoyo de profesionales de la salud emocional, asistir a talleres, hacer ejercicio, cursos de meditación y otras estrategias que nos resulten útiles para manejar nuestras emociones.
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