Hay de madres a madres

Juan Miguel Alcántara Soria

Celebramos el Día de la Madre, un rol social que está dejando de ser el principal en muchas mujeres, en México y el mundo. En España, lo celebran el primer domingo de mayo. En México, el 10 de mayo, por iniciativa del entonces director del periódico Excélsior, desde 1922. Año en que, por cierto, nació mi madre.

Entre mexicanos, la palabra “madre” y expresiones ligadas tienen significados muy diversos, incluso contradictorios, reconocidos tiempo atrás, desde culturas prehispánicas. La plasticidad de ideas del sol y la luna, Popocatépetl e Iztaccíhuatl, masculino-femenino, las evocan. Samuel Ramos, en “El perfil de México y su cultura”, después Octavio Paz, en “El laberinto de la soledad” o el norteamericano Alan Riding, en “Vecinos distantes. Un retrato de los mexicanos”, entre otros, espejean los varios sentidos populares que tenemos con las palabras madre y padre, que evolucionan al tiempo.

Estos escritores contrastaron el uso en México de significados “madre” en expresiones ambiguas: a toda madre, que poca madre, vale madre, no tienes madre, tu chingada madre, etcétera. Ante la palabra padre: yo soy tu padre, está bien padre, connotan supuesta superioridad. Variedades de sentidos que discurren entre complejos de machismo, soledad y otras expresiones de inseguridad, que en el tiempo se han modificado, en parte. Destacaron la adoración por el ideal de la mujer madre -dadora de vida, pura, abnegada-, muy distinto a la idea que se tuvo o se tiene de la mujer esposa o pareja – objeto sexual, humillada. El hijo de la chingada es expresión que proviene de la mujer indígena tomada por el conquistador español. Muy distinta a la otra expresión, hijo de puta, usada por los españoles. Octavio Paz, en el capítulo “Los hijos de la Malinche”, expone que “la palabra chingar, con todas estas múltiples significaciones, define gran parte de nuestra vida y califica nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas. Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o ser chingado… Esta concepción de la vida social engendra fatalmente la división de la sociedad en fuertes -los chingones sin escrúpulos- y débiles, los chingados… El servilismo ante los poderosos, especialmente entre los políticos, profesionales de los negocios públicos, es una deplorable consecuencia. Con frecuencia nuestros políticos confunden los negocios públicos con los privados…” (En este sexenio por terminar constatamos resultados del 90% lealtad, 10% capacidad. Peor que con Peña Nieto).

Hoy los roles principales de las mujeres son crecientemente profesionales, económicos, deportivos. Secundariamente hacerse esposas y madres. Sí convivencias voluntarias, ya no para toda la vida, por el tiempo determinado en común. Prefieren mascotas, árboles o causas sociales, a hijos, también. Las jóvenes comunican proyectos de vida que no incluyen necesariamente ser madres. Serlo es un ejercicio consciente y libre, no en automático. Son más conscientes y responsables del entorno, a partir de su propia autoestima. Dan seguimiento al Acuerdo de París sobre cambio climático. Saben de no actuar todos responsables, será inviable vivir en el planeta para el 2050.

Ser madre debe ser opción consciente y libre, no destino fatal. No es dar vida biológica, solo. Es ser descubridora e impulsora de capacidades individuales, forjadora de carácter, potenciadora de un cuerpo espiritualizado, temperamento y afectividad, alentadora de proyecto de vida en que haya tanto hijo como sea posible, y solo tanta madre como sea necesario. Tarea compartida con el padre, sea esposo o no.

La ruindad de López Obrador, recién exhibida contra María Amparo Casar, a quien intentó, con mentiras, hacer de su viudez tragedia familiar, de 20 años atrás, pretexto que desviara atención a la evaluación que Casar hizo en libro sobre su gobierno, lo hacer ver le vale madre. Matar un hermano -se entiende por accidente- y dejar parapléjico a compañero de beis, siendo adolescente, lo exhiben con poca madre.

Este 10 de mayo gozamos en casa la bendición y privilegio de sentir y nos sintiera mi madre. Cumplirá 102 en octubre. Estupenda. ¡Qué bien se siente tener una madre también ¡Xingona! ¡Bendiciones a todas las Xingonas!

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