El pasado domingo 10 de abril del 2022 por fin se llevó a cabo la revocación de mandato después de tantos meses de promoción y de una interminable batalla entre el Instituto Nacional Electoral y AMLO.
Andrés Manuel López Obrador obtuvo 15.1 millones de sufragios con una escasa participación del 16% del padrón electoral, lo cual provocó que el proceso no sólo fuera no vinculante, sino también abrió el espacio a la crítica y al debate sobre la movilización del presidente y de su partido Morena, donde algunos analistas declararon que dicho ejercicio representaba el comienzo de la caída de la cuarta transformación, argumentando que el presidente ha perdido hasta el 50% de su voto duro.
Por otra parte, el INE a través de su presidente consejero Lorenzo Córdova, declaró que la revocación de mandato fue todo un éxito como ejercicio democrático desde la perspectiva de organización y orgullosamente destacó que “hay INE para mucho rato”, sosteniendo que el proceso es algo inédito para el país desde su creación en 1990 con Fernando Gutiérrez Barrios al frente del Instituto.
Durante algunos meses el INE disputó una serie de discusiones sobre la legalidad del proceso hasta la supuesta insuficiencia del presupuesto, Mario Delgado presidente del CEN Nacional de Morena estuvo tundiendo y cuestionando la veracidad del INE, calificándolo como obstaculizador y como un organismo que atenta contra la democracia en México. Por otra parte, Ciro Murayama consejero del INE ha sido un duro crítico del proceso y ha señalado más de 10 anomalías que no deben repetirse para los próximos ejercicios de revocación de mandato, donde advierte que se esta “poniendo en riesgo la gobernabilidad democrática “. Los plazos constitucionales de tiempo, el intento de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para modificar el presupuesto del INE, o la intromisión de MORENA en el proceso generando campañas, son algunas de las irregularidades que sostiene el Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales que forma parte del sistema nacional de investigadores, nivel uno.
Si bien el proceso ha sido polémico y ha generado un mundo de opiniones y contrastes en la opinión pública del país, es importante mencionar que el proceso costó $ 1,700 millones de pesos. Lo leyeron bien, ¡$1,700 millones de pesos!
Muchos líderes de opinión han declarado que estos recursos pueden ser mejor aprovechados en el sector salud, fortaleciendo la infraestructura social, donde inclusive se ha cuantificando en medicinas, vacunas, lo que hubiera representado mejor invertir esa cuantiosa cifra, pero en lo personal yo quiero incitar a los lectores a reflexionar sobre algo que poco se ha mencionado y vale la pena invertir como lo es … el voto digital.
El voto digital ha causado polémica por la supuesta vulnerabilidad que se puede llegar a presentar y más en un país como México donde se cayó el sistema en aquellas elecciones de 1988 organizadas por Manuel Bartlett, pero en la era moderna si creemos en la digitalización financiera como la banca electrónica con un tema tan delicado como lo es el dinero, ¿por qué no hacerlo en nuestro sistema electoral?, muchos críticos sostienen que es importante validar la identidad del votante, lo cual puede llegar a comprometer el proceso y ponerlo en un acto de vulnerabilidad. La respuesta es tan clara y tan sencilla como ejemplificar lo que hace el SAT, el cual avanza a pasos agigantados en la modernización de sus sistemas para autentificar la personalidad del contribuyente a través de la firma electrónica y la captura de biométricos o videos, donde el proceso es 100% aplicable para el INE y el proceso de votación electrónica a través de las urnas digitales. El proceso digital no exime el hacer un modelo mixto, donde no se excluye el sistema tradicional, pero si contribuye en abaratar la vida democrática de México, ya que el ahorro en papel y en un aparato burocrático que está considerado entre los más costosos del mundo, es una acción que no sólo moderniza el aparato democrático del país, sino también como una herramienta más inclusiva y que bien aplicada incentiva la participación ciudadana.
Es importante que los legisladores se pongan a trabajar y puedan promover el proyecto de ley con una reforma político electoral que contemple digitalizar el voto, como un mecanismo de participación que cumpla con los principios básicos, el voto es libre y secreto, pero no por eso puede dejar de ser moderno.
La urna digital o el votar por una plataforma web debe ser una realidad y los mexicanos debemos confiar en la tecnología. La tecnología blockchain es un aliado estratégico para llevar a cabo este gran ejercicio, donde el sistema puede cifrar la votación después de ser emitida, enviándole un código QR, comprobando que se haya registrado correctamente en la blockchain destinada para tal fin, que el INE puede llegar a definir como “bitácora”, para asegurar la secrecía del voto. El sistema debe desvincular de manera permanente e irreversible los votos que se encuentran cifrados, de tal forma que se puede generar una base de datos con los votos cifrados sin que exista una vinculación con el votante.
Es obvio que el sistema debe tener todos los mecanismos de ciberseguridad, pero lo más importante para todos los críticos es recalcar que el proceso no excluye que en algunos lugares por obvias razones pueda hacerse presencial, de la manera tradicional. El enfoque de que la tecnología sustituye la operación humana, es un grave error, la tecnología es una herramienta que contribuye con la sociedad en todos los aspectos, claro, con ventajas y desventajas como todo, habrá que sopesar si las ventajas predominan para poder encaminar un proceso hacia la digitalización, pero cuando se logra conjuntar y acompaña como algo complementario es cuando hablamos de una implementación exitosa.
México requiere modernizar su sistema democrático, los consejeros si bien su trabajo es proteger la democracia y los partidos políticos representar al pueblo, deben coordinar acciones e incluir la tecnología como una política pública para modernizar y facilitar al ciudadano la interacción con sus gobiernos. Imagínate si los $1,700 millones se hubieran destinado a modernizar el voto, México se posicionaría como un gran ejemplo de democracia moderna en el mundo, y la historia sería otra.
1 Comentario
¡Felicidades! en hora buena,ya hacía falta un periódico digital veraz y oportuno pero sobre todo con información objetiva responsable y fidedigna.
Éxito y un abrazo.