Juan Miguel Alcántara Soria
La destrucción del poder judicial en México -por revancha irracional de López Obrador-, pasa por unas “elecciones” el 1° de junio que nos plantean a la ciudadanía un dilema ético político trascendental: votar o no votar en un proceso plagado de violaciones a la ley, desacatos a resoluciones judiciales, falta de respeto a derechos de juzgadores, injerencia del crimen organizado; selección de candidaturas vía tómbola controlada por el Senado morenista; exclusión de candidatos incómodos al régimen; asignación facciosa de elección de juzgados especializados para distritos controlados por Morena, no conteo de votos por los ciudadanos en las casillas, sino en comités distritales con resultados hasta diez días después; retroceso en estándares democráticos básicos. Y que desembocará en la concentración de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial en una sola corporación: la dictadura del obradorato que ya controla los dos primeros; la que prohíbe expresamente el Art. 49 constitucional.
En una incipiente, tímida aún, deliberación o conversación ciudadana, pública, indispensable, se expresan razones para votar y para no votar. Ante la disyuntiva de cómo expresar nuestro repudio a la destrucción del poder judicial independiente, hay los que proponen no votar; alegan será un ejercicio fraudulento destructor del poder judicial autónomo, que colocará jueces parciales del obradorato en perjuicio de derechos fundamentales. Otros piensan anular su voto con mensajes de protesta en las boletas.
Por otro, los que sugieren votar por los contados perfiles que puedan abonar a la autonomía del poder judicial. Porque sí hay personas honorables que conviene identificar. Jorge A. Meléndez propone: al recibir las 6 boletas, las que contendrán demasiados candidatos, leeremos un número consecutivo, unas iniciales, y el nombre del candidato. Las iniciales son las importantes: PE: candidat@ seleccionad@ por el poder ejecutivo. PL: seleccionado por el poder legislativo. PJ: seleccionado por el Poder Judicial. EF: persona que estaba en funciones judiciales, que decidió participar en la elección y recibió pase automático a la boleta. “Si como yo estás en contra de la reforma per-judicial y quieres votar por el sistema anterior, vota por pur@s candidat@s con iniciales EF. Y si no existen, vota por candidat@s con las iniciales PJ. Ni por casualidad votes por candidat@s con iniciales PE o PL. Esos son los de las tómbolas maiceadas. El último paso es claro: en las casillas (cuadros) arriba de los listados de cada una de las 6 boletas anota el número o el nombre de puros candidat@s EF o PJ. Si no hay suficientes candidat@s que cumplan esto, llena los que puedas y deja vacías las demás casillas. Si conoces a alguien de los candidatos y ya lo estudiaste, vota por esa persona. Pero si no lo hiciste, entonces no importan los nombres. Lo que importa es la inicial: EF o PJ”.
“Callar y obedecer” no es opción ciudadana responsable, demócrata. Somos personas, con consciencia y libertad, y con sentido de pertenencia a nuestro país. Participemos e invitemos a participar desde ya de la conversación o deliberación públicas, necesarias para cambiar mentalidades de indiferentes, apáticos. Acciones comunicativas, nos enseñó Hábermas. A fin de promover las responsabilidades que en esta materia tenemos todas y todos. Necesitamos activar a la sociedad civil, como observadores, como acompañantes del proceso, generando discusión y redes que trasmitan los riesgos y amenazas adicionales a los derechos fundamentales y a la división de poderes. Las alertas debemos encender ya. Afortunadamente se están generando múltiples espacios de reflexión y de llamados a expresar el repudio, “participando como observador independiente y recabando evidencia de que el proceso electoral se halla viciado de origen y desempeño”. Seamos pueblo, no masa. Nadie puede negar que México tiene seculares problemas de procuración e impartición de justicia. La revancha obradorista no los resolverá en absoluto. Nuestra democracia tendrá la realidad y la calidad que entre todos queramos darle.
Votar o no en la elección judicial
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