Rolando Daza
Apunte:
La división que se percibe entre los mexicanos es consecuencia de las acciones y mensajes enviados desde la presidencia. Es inaudito aceptar esta grave situación que afecta a nuestro país. Observando las campañas electorales, este grave fenómeno es más delicado de lo que pudiéramos considerar. Los mensajes enviados han generado entre la población, un trance muy delicado, con afanes reaccionarios y autoritarios del presidente que han afectado a la unión.
Muy cierto, las condiciones sociales, económicas y políticas actuales son muy distintas a la de los años anteriores, lo que hoy vivimos se compara con los tiempos posteriores a la Revolución. Revisemos la historia que vivió nuestra nación después del movimiento armado. Graves problemas sociales, caracterizados por la inestabilidad política, derivada de las pugnas entre muchos grupos que solo buscaban intereses particulares; con liderazgos débiles y nula visión de país, que admitiera unir y cohesionar a la clase política y a la sociedad.
En el 2024, la sociedad está dividida, pulverizada entre muchas facciones y segmentos. Se ha perdido la identidad entre los mexicanos, no se percibe una visión que una a todos. Enfrentamos, como nación, un momento en la historia donde lo político se impone al bienestar, la economía y la salud. Las reformas que quiere presentar el presidente se encaminan a minar más nuestro espíritu de nación libre y soberana. Busca conservar el poder absoluto.
Todo esto produce demasiada violencia. La transformación en la política ha sido un proceso sin orden ni cuidado, glorificó a una nueva clase política carente de principios, sin disposición de servicio ni ideales, que ha afectado seriamente la función pública y a los partidos políticos.
Con un discurso social, López Obrador detonó los rencores sociales y los esfuerzos de resarcimiento nacidos de la desigualdad social provocada por los anteriores gobiernos. En este gobierno, el presidente hizo todo para dividir al país, no ha cambiado la situación de los mexicanos, eso sí, los ha hecho más dependientes y sin deseos de progresar.
Durante estos cinco años de gobierno, no hubo el menor intento por recomponer al sistema social, económico y político, al contrario, ha profundizado la crisis. No se crearon cuadros de nivel, no se buscó volver a prestigiar a la política, solo usarla a conveniencia, igual que los de antes, volver a 40 años atrás.
Este año, tendremos elecciones, con tres candidaturas presidenciales igual de grises, vacías de ideas. Tres personas que lejos de inspirar a la ciudadanía y buscar la mejora del país, representan los intereses de sus “jefes”, y bajando aún más el nivel de debate político en México.
Observemos, presidentes de partidos fuertemente cuestionados. No solo Alito y Marko, acreditados por sus bajezas, Mario Delgado en Morena, ubicado por su estrategia de traicionar y mentir, y Dante en MC, viejo lobo de mar, conocido por su personalismo.
Tenemos un presidente, un líder social, que está muy lejos de ser un líder político, creador de cuadros e instituciones. Su éxito radica en dividir para mantenerse como único decisor.
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