Rolando Daza
Apunte:
A un paso de las elecciones más grandes de la historia de México, una marea rosa se cruzó en el camino de los políticos. Nuevamente la voz de la sociedad civil se escuchó… esperando, que ahora, no hagan oídos sordos.
Ciudadanos marcharon en todo el país, hablando de respetar la democracia, de las Instituciones, de la división de poderes y del voto libre. Fueron las principales consignas que los participantes hicieron. Se menciona que esta marcha ha sido la mayor de los últimos tiempos.
Hay dos aspectos a señalar. Sin que nadie lo solicitara, miles de personas gritaron: Narco Presidente, una y otra vez… la voz de la sociedad. Manifestando el malestar que existe en las personas. Señalando que unidos se puede cambiar el rumbo del país, para muchos equivocado, mostrando una voz para conservar y aumentar las libertades ciudadanas, comenzando por el respeto a la democracia sin la mano metida del narco.
Un segundo aspecto, no menos relevante, quienes participaron fueron personas mayores, padres y madres de familia, pocos, muy pocos jóvenes. Tal vez sea por su poco interés en participar en la vida política del país, o porque ya están alineados a los intereses de la clase gobernante… lo que sí, quienes darán el triunfo en las próximas elecciones serán los indecisos y los jóvenes entre los 18 y los 30 años de edad.
Es cierto, debe lucharse, con más ahínco, por conservar nuestra incipiente democracia y libertades que gozamos. La sociedad debe unirse, debe dejar de escuchar la voz de un solo hombre, que provoca con sus injurias e insultos, una sociedad dividida. Nuestra república se basa en la democracia, en un estado libre con Instituciones fuertes, donde se respeta y cumpla la ley, para generar mejores oportunidades para todos.
Un aspecto a recordar. A meses de las elecciones federales y el relevo de la Presidencia de la República, llegan algunos ecos de hace 30 años. El EZLN tomó algunos municipios de Chiapas para declararlos autónomos; en marzo, el candidato del PRI a la Presidencia, Luis Donaldo Colosio Murrieta, fue asesinado; en septiembre le ocurrió lo mismo al dirigente del partido, Francisco Ruiz Massieu, y en diciembre la devaluación del peso ocasionó una debacle financiera que acabó con los ahorros y los deseos de millones de mexicanos.
Para el politólogo Enrique Toussaint, 1994 fue “el año de la transición”. Señala que en esos momentos de rompimientos se inició la transición de México hacia la democracia y el año pasó a la historia como el preludio de lo que sería la alternancia en el poder con un proceso pacífico… en la actualidad, la crisis del sistema político mexicano “sigue intocada”. México aún no cierra algunas cuentas de hace 30 años, cuando un caos político, financiero y social se desencadenó como una pesadilla.
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