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Rolando Daza

Apunte:

La situación que vive Guanajuato es penosa y dolorosa indudablemente; desde el 2015 el estado se encuentra inmerso en un pleito entre dos grupos criminales que luchan por el control del robo de combustible (el cual tiene un mayor valor que la cocaína). El principal grupo es el Cártel de Santa Rosa de Lima, del municipio de Villagrán, el cual limita con Celaya y Salamanca, donde se ubica una refinería de Pemex. Su contrincante es el Cártel Jalisco Nueva Generación, cuyo encuentro, hasta 2018, había causado 3 mil 517 homicidios.

La toma del gobierno por parte de AMLO estuvo llena de utopías. El primer secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, prometió que en los primeros seis meses estaría contenida la violencia. Para combatir el huachicol que provocó una crisis de abastecimiento, el gobierno enfrentó el robo de combustible en Guanajuato. La captura de José Antonio Yépez Ortíz, “El Marro”, líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, sería el punto de inflexión de la violencia en el estado.

Sin embargo, el efecto no fue el esperado. Con la detención por las fuerzas federales, el robo de combustible, que en 2019 había incrementado la cifra de homicidios dolosos en 500 con respecto a 2018, se disparó a 5,370; todo por el descontrol tras la captura mientras se reorganizaban los liderazgos. De acuerdo con la consultora TResearch, los homicidios dolosos subieron a 4,333 en 2021 y 4 mil 329 en 2022, pero bajaron el año pasado a 3 mil 132.

En el acumulado sexenal Guanajuato sigue siendo la entidad con el mayor número de homicidios dolosos, TResearch, que informa a partir de la información del INEGI y del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, es la cuarta entidad que más ha disminuido ese tipo de delito en 2023 y 2024 (menos 16%), sólo superada por Sonora, Baja California y Aguascalientes.

Siguiendo sus “formas” el presidente, sin considerar los indicadores, aprovecha el asesinato de la candidata morenista a la alcaldía de Celaya para dirigirse contra el gobernador panista del estado y minimizar su trabajo. Fue, como señala AMLO de otros, un acto de “politiquería” en tiempos electorales.

El discurso del presidente era de esperarse, sin embargo, es impresionante lo que señala, sin observar los “datos”. Nueve de las 14 entidades donde han subido los homicidios en 2023 y lo que va de este año están gobernadas por Morena: Tabasco, Campeche, Quintana Roo, Guerrero, Ciudad de México, Veracruz, Oaxaca, Sinaloa y Puebla. Dos más, Chiapas y Morelos, son gobernadas por el Partido Verde y Encuentro Social, Nuevo León, gobernado por Movimiento Ciudadano. De las restantes, Chihuahua está gobernado por el PAN, y Jalisco por el grupo no oficialista de Movimiento Ciudadano.

Guanajuato está lejos de ellas en resultados contra la violencia, sólo al gobernador se ha referido López Obrador como un incapaz. Con el asesinato de Gaytán, suman dos homicidios políticos desde diciembre pasado, el mismo número que registran Veracruz y el Estado de México.

No se pretende defender al gobierno de Diego Sinhue Rodríguez, sin embargo, observando los resultados de Evelyn Salgado, gobernadora de Guerrero, lleva cuatro asesinatos políticos en el periodo, a quien el presidente defiende con toda su fuerza; qué dice de Rutilio Escandón, gobernador de Chiapas, donde se han dado tres homicidios de aspirantes a cargos de elección popular, o de Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador de Michoacán, donde han matado a tres políticos.

Tenemos claro que en estos tiempos políticos que vivimos, este doble nivel de discurso por el presidente está envuelto en coraje y odio con tal de mantener el poder. Por desgracia los ciudadanos estamos padeciendo este enfrentamiento que sólo provoca la desunión entre los mexicanos.

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