Guanajuato, Gto., a 21 de febrero de 2025.- El asteroide 2024 YR4 captó la atención de la comunidad científica al darse a conocer la posibilidad de que impactara con la Tierra en el año 2032. El 18 de febrero, el Centro de Estudios de Objetos Cercanos (CNEOS) de la Agencia espacial independiente del Gobierno Federal de los Estados Unidos -NASA por sus siglas en inglés- actualizó sus cálculos y elevó la probabilidad de impacto al 3,1 %, el valor más alto registrado hasta esa fecha para un objeto de este tamaño.
Al respecto el Dr. Héctor Bravo Alfaro, profesor e investigador del Departamento de Astronomía en la División de Ciencias Naturales y Exactas, sostuvo que no hay motivo para alarmarse, pero sí representa un objeto importante de estudio. Se trata de lo que podría ser un asteroide común, con un tamaño que oscila entre los 40 y 60 metros de diámetro, equivalente a la altura de un edificio de 15 pisos, pero esta estimación aún no es definitiva. La comunidad científica trabaja para obtener datos más precisos conforme pasa el tiempo, y podría ser en 2028 cuando se tenga mayor certeza, momento en que se espera su acercamiento a la órbita terrestre.
«Ahí vamos a tener prácticamente todos los datos necesarios para ahora sí, tener una estimación mucho mayor de la probabilidad de impacto y ya saber si es posible que caiga, lo más probable es que no toque a la tierra», por lo que aclaró se requieren de muchos datos observacionales, cálculos matemáticos y físicos, para ir apuntalando a información cada vez más precisa.
El trayecto, que lleva al 2024 YR4 a cruzar la órbita de la Tierra ha captado la atención de la comunidad astronómica, actualmente, se encuentra en la escala de Turín 3, que evalúa el riesgo de impacto. Si bien esto indica una probabilidad de colisión, el astrónomo recordó casos similares en el pasado (2004), como el asteroide Apophis, que inicialmente generó preocupación, pero luego resultó no ser una amenaza.
¿Sabías que diariamente ingresan a la Tierra toneladas de meteoroides?
El profesor explicó que a diario la cantidad de materia que ingresa a la tierra, por cuenta de meteoroides de muy baja masa son de miles de toneladas, pero la mayor parte son objetos muy pequeños: «en ocasiones las vemos como estrellas fugaces y los objetos que tienen masas menores a cinco kilogramos, se evaporan por completo en la atmósfera».
La Tierra se encuentra muy expuesta: «Los pequeños caen por miles diarios y los muy grandes, tenemos un cálculo bastante preciso, que es un cálculo de probabilidades y objetos similares a este del que estamos hablando, y ocurren aproximadamente cada 200 años. El más reciente impacto de un objeto similar ocurrió en Tunguska en Siberia a principios del siglo XX, y cayó en una zona completamente deshabitada», por lo que la probabilidad de riesgo a la población disminuye ya que la mayor parte de la Tierra está cubierta por océanos y las áreas urbanas solo representan una pequeña fracción de la superficie terrestre.
Al cuestionar sobre los efectos que podría ocasionar el impacto de un objeto con las características del 2024 YR4 explicó que sí podrían generar una energía significativa al momento de la colisión. Aunque no se espera que pueda evaporarse por completo en la atmósfera debido a su tamaño, los efectos de un choque directo podrían ser devastadores, equivalentes a entre 10 y 100 veces la fuerza de la bomba atómica de Hiroshima.
En un escenario extremo, el impacto podría generar un tsunami si el objeto cayera en el océano o destruir una ciudad en caso de impactar en una zona densamente poblada. No obstante, las probabilidades de que esto ocurra con el 2024 YR4 son bajas. En cuanto a la región de posible impacto, la franja de riesgo por el momento abarca áreas como Sudamérica en la región Colombia, Venezuela y algunas regiones de África.
Puntualizó que, si bien existe una pequeña posibilidad de impacto, los avances en astronomía y tecnología permiten que la probabilidad se siga calculando con mayor precisión y con ello se tiene el avance de proyectos y simulaciones para desarrollar técnicas que podrían desviar asteroides potencialmente peligrosos en el futuro.
«La pregunta no es si pueden ocurrir o no, sino más bien: ¿Cuándo va a ocurrir el próximo impacto? Y ahora tenemos la suerte de que la tecnología nos permite estimar, realizar proyectos espaciales para desviar este tipo de objetos». Si se confirmara que el 2024 YR4 representa un riesgo, habría tiempo para desviarlo. De ahí la importancia de detectar este tipo de objetos con el mayor tiempo posible de antelación y mantener una vigilancia constante. La contribución entre la ciencia básica y aplicada como la astronomía y la física, -recordó- desempeñan un papel clave en la detección temprana y la formulación de soluciones para mitigar riesgos.
Por lo anterior, el académico exhortó a consultar información en sitios confiables y compartió el sitio del Departamento de Astronomía de la UG https://www.facebook.com/astronomiaUG.