Por Marycarmen Soria Narváez
Hoy tuve la intención de escribir sobre otro tema que no sea inseguridad y violencia, pero la realidad me regresa de manera intensa al tema, los robos a casa habitación, a negocios o comercios, el fraude y estafa en todas sus modalidades, los asesinatos siguen siendo noticia todos los días y a todas horas, al grado de ya no ser noticia, de anestesiar nuestros sentidos, al ya no indignarnos.
Pero todos los que deberían de estar preocupados y ocupados en este tema, resulta que están viviendo una realidad alterna y en un tiempo futuro, en el 2024, buscando ser candidatos; bien dicen los voceros de la Iglesia “Nunca será lícito, ni legal, que la autoridad civil claudique de su responsabilidad en materia de seguridad y paz social: para eso tienen el poder y el uso legítimo de la fuerza. ‘Abrazos, no balazos’ es demagogia y, hasta cierto punto, complicidad”.
La violencia ha subido a tal manera que ya no hay lugar, ni día, ni hora, ni mujeres, niños, periodistas, empresarios, activistas ni sacerdotes, a los que respeten; esto es una barbarie y, cuando pensamos que ya no puede ser más grave, siempre nos sorprenden.
Será que ya no queda más que rezar, ya que ante la solicitud respetuosa de parte de los sacerdotes Jesuitas al Presidente de la República para que revise su política de “abrazos y no balazos”, ha tenido como respuesta la crítica y la ofensa al llamarlos hipócritas, es preocupante ver cómo evade el tema de inseguridad, lo minimiza, mientras se pelea con religiosos que trabajan en las zonas más pobres y con los más pobres de país, a los delincuentes les brinda los abrazos y en los hechos la no aplicación de la Ley.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha convocado a obispos, sacerdotes, vida religiosa, fieles y creyentes a realizar la Jornada de Oración por la Paz, esto luego de los asesinatos y desapariciones que diariamente se cometen en el país.
Con ello se espera que con el diálogo social y la fe religiosa se pueda construir un camino de justicia y reconciliación; las intenciones son buenas, ellos no pueden hacer más que rezar y consolar a sus fieles, pero sin la investigación de los delitos, la persecución de los delincuentes y la aplicación de la Ley, solo será un bálsamo espiritual.
Necesitamos exigir menos presidenciables y más gobernantes responsables.
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