Rolando Daza
Apunte:
En este mundo de la 4T que nos toca vivir, consideran que los mexicanos tienen una capacidad limitada, su capacidad de comprensión es pequeña y como tal hay que tratarlos.
Las jornadas anticipadas de campañas políticas de las corcholatas con recursos públicos (Morena aprobó entregar hasta 5 millones de pesos a cada corcholata para viáticos, transporte, alimentación, hospedaje y para logística de eventos) y si no tienen esa procedencia, la situación está peor, porque pueden ser de origen ilícito; son una grosería para los mexicanos, sin apoyo gubernamental, porque los programas de asistencialismo no alcanzan para aminorar la pobreza, aunque eso no importa, mientras los beneficiarios voten a favor de Morena.
Además, las giras políticas para mantener el poder se enfocan al 100% en esta tarea, en lugar de atender y solucionar las dificultades por las que circulan millones de mexicanos, muchos de ellos votaron por ellos, que viven en pobreza, inseguridad y en una situación de vulnerabilidad no vista (hasta los jueces ya son afectados).
No solo el INE, con las sospechas de sometimiento al Ejecutivo federal, también el Congreso y todas las instituciones gubernamentales que tienen la obligación de impedir la distracción en sus tareas sustantivas del presidente y su gabinete, son tibios y por lo tanto partícipes.
A menos de 15 meses de que concluya el actual gobierno, el PIB, la delincuencia, la inserción social, la gobernabilidad, la educación, la salud, el bienestar social y el desarrollo económico, además de la corrupción, pasan a segundo término… la política es lo importante. El gobierno de la 4T busca mantenerse en el poder, ganar la elección presidencial, la mayoría absoluta en ambas cámaras, y, lo principal, fortalecer las estructuras de un régimen totalitario.
Los mexicanos en vez de conformarnos con discursos sin contenido, que buscan ganar la aprobación del elector, deberíamos buscar un cambio. Al oficialismo y su pretensión de permanencia en el poder, se unen la oposición desestructurada y sin contenido de cambio, que lleva a aceptar el continuismo político.
Frente a esta debilidad de la política, es momento de un análisis, de un impulso que recobre las ideas del estado de la sociedad civil, que ponga un límite a las indolencias del poder para construir un gobierno que garantice el bienestar de las personas. Las grandes empresas no buscan el cambio, pretenden continuidad para seguir gozando de sus privilegios. Así que la voz de la sociedad tiene que escucharse.
México, para crecer, requiere invertir un mayor porcentaje del PIB para generar los empleos suficientes en la formalidad, bien remunerados, y reducir la informalidad, que es una forma de mantener a gran parte de los trabajadores en condiciones precarias, hoy la informalidad alcanza al 57% de la población.
Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!