Rolando Daza
Apunte:
El momento llegará… entregar realmente el poder… después de ser gobernante, municipal, estatal o de la República, para nadie es fácil desprenderse del poder después de ser el supremo. La palabra poder es una de las más empleadas en diferentes ámbitos, a menudo con diferentes significados. Proviene del latín potere, pote est (“puede ser”); poder, ser capaz de algo.
La sociedad y el poder se implican recíprocamente. Uno no podría existir sin el otro. Esta es la afirmación de Aristóteles en el sentido de que el hombre es un ser político. El poder es algo tan natural y necesario como el vivir en sociedad. Quien tiene poder lo debe a la convivencia con los otros y lo conservará, en tanto esté al servicio y responda a los intereses de los demás.
Tomando como fuente al Dr. Jorge Carpizo MacGregor (abogado, jurista y político mexicano que ocupó destacados cargos públicos, entre ellos el de Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México), el fenómeno del poder se encuentra en los más diversos espacios de la sociedad; en consecuencia, existe pluralidad de poderes que adoptan una estructura jerárquica y un perfil piramidal, los que a su vez se interrelacionan entre sí.
Existen diversas definiciones construidas desde diversas concepciones. Recordemos algunas de ellas. Para Max Weber, poder es «la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad».
El poder es un mando fáctico, es una fuerza que se impone aun contra la voluntad del otro y sin importar la razón de aquella. En cambio, en la dominación es indispensable la existencia de un orden legal, de un ordenamiento que permita mandar a otro u otros.
Para Buchheim, fuerza es la capacidad que la persona posee para influir socialmente por ella misma; en tanto, el poder es el potencial que obtiene como resultado de la convivencia con las demás. Este autor, precisa que la fuerza es una propiedad individual; en cambio, el poder necesariamente acontece en grupo. La fuerza de una persona se convierte en poder cuando las otras «la toman en cuenta». Para Arnold M. Rose el poder implica la adopción de decisiones por medio de las cuales quienes las toman tienen la posibilidad de ejercer control.
El concepto clave de Nicos Poulantzas es el de la lucha de clases; el poder aplicado a las clases sociales se encuentra en la capacidad de una o algunas clases para llevar a cabo sus intereses específicos; así, el poder circunscribe su campo de lucha: el de las relaciones de fuerza y aquellas entre una clase con otra. El poder es una relación que se da entre luchas y prácticas, entre explotadores y explotados, entre dominadores y dominados.
Un aspecto relevante que señala el Dr. Carpizo, es la dominación carismática la cual tiene su fundamento en las cualidades excepcionales del caudillo, en sus dotes sobrenaturales, en su heroísmo, en sus facultades mágicas o en su poder intelectual u oratorio, y no en una dignidad tradicional.
La dominación del caudillo subsiste mientras cuenta con el apoyo de su dios, de su fuerza personal tanto física como intelectual, o con la fe de quienes creen en él, o con las condiciones originales que favorecieron el triunfo de la figura carismática. Es decir, su dominación durará mientras perdure su carisma. Los tipos puros de esta clase de dominación son el profeta, el héroe guerrero y el gran demagogo.
Observando nuestro país, estamos rodeados de administradores carismáticos donde mantener el poder es lo primordial… generar el momento y el proceso para decidir quién lo sucederá es una muestra del control que tienen sobre la sociedad y sobre las personas que los siguen.
Wright Mills observa el fenómeno del poder en los EUA, concluye que existen tres niveles de poder: el político, el militar y el económico. Las otras instituciones como la religión, la educación, la familia, los sindicatos, las empresas y los granjeros se adaptan o se subordinan a esos niveles de poder que son los que toman las decisiones que hacen historia. Y en esos tres niveles quienes realmente deciden son las élites, las cúspides de esos poderes.
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