CONTACTO AL MINUTO

Rolando Daza

Apunte:

El comentario iba en otra dirección, sin embargo, la noticia hizo modificarla… Es increíble lo que sucede en el país. Estar en la perplejidad bien pudiera encajar en el momento político y social por el cual pasa nuestra nación y sus gobernantes. Las acciones de la clase gobernante desconciertan.

Los legisladores parece que no saben en qué “invertir” su tiempo. Sus competencias se quedan cortas para enfrentar el compromiso social que adquirieron, su visión es corta, limitada, es partidista.

La comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados aprobó el 27 de marzo una serie de reformas con las que se disminuye la edad para ser diputado o secretario de Estado en México.

Con la medida, la edad mínima para ser diputado pasaría de los 21 a los 18 años y para ser secretario de Estado de los 30 a los 25 en cualquier dependencia de Gobierno.

En la actualidad, para ser diputado se necesita ser ciudadano mexicano en ejercicio de sus derechos, tener 21 años cumplidos el día de la elección. Estar inscrito en el Registro Federal de Electores y contar con credencial para votar. Ser originario del Estado en que se haga la elección o vecino de él con residencia efectiva de más de seis meses anteriores a la fecha de ella. No estar en servicio activo en el Ejército ni tener mando en la policía, cuando menos noventa días antes de ella.

El ser diputado se ha desvirtuado en la población, toda vez que la figura encumbra diversas facetas que en muchos casos quien lo ejerce se ve inmerso en una serie de calificativos que deterioran su calidad moral, su prestigio, su credibilidad.

Es importante que, quien detente el cargo, cuide la calidad ética – moral, la formación y la experiencia y/o participación en temas sociales. La edad va ligada a la formación, a la madurez, a los atributos profesionales que enriquezcan la función y el ejercicio representativo. El proceso legislativo requiere de formación académica y profesional mínima, con el fin de estar a la altura de miras y dilemas que demandan sus representados. Con menos de 21 años no se adquiere madurez (en la mayoría de los casos) y menos una formación académica y experiencia de vida.

El buscar tener un país que ofrezca mejores leyes y oportunidades a la población no es reduciendo la edad para ingresar al legislativo, es crear Secretarías de Estado o un Congreso con legisladores o secretarios con formación académica y/o de vida sólida, que favorezca una representación legislativa a la altura de sus representados y de los dilemas que enfrenta actualmente el país. Todo armonizado con el compromiso social de mejorar la vida de los mexicanos.

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