Rolando Daza
Apunte:
Cada vez más se percibe una enorme diferencia entre la visión de la sociedad civil y la clase política (ya ni señalemos a la clase gobernante) por construir un mejor país para todos. Los intereses van por caminos diferentes, unos buscan el poder, el control y otros buscan el bienestar, el mejoramiento, la paz, la tranquilidad.
Esta situación afecta a todos los mexicanos, unos a favor y otros en contra. La división provocada surte efecto, no hay interés por generar una visión y esfuerzo que aglutine a todos, por constituir un mejor país. Un síntoma de mala salud social es, la actual crisis de confianza en las instituciones en general y en la política en particular.
Las personas somos sensibles a la influencia social, se genera una cognición social hacia los temas de interés que los individuos consideran que deben afrontar de forma colectiva.
Se preguntó a alrededor de 190 personas de la ciudad de León, el 60% de clase media, sobre la situación y los datos arrojaron: El principal problema del país es la seguridad (96%), en segundo término está en la política (92%), en tercer lugar la menor credibilidad a las instituciones (87%, disminuye la credibilidad al ejército, a las leyes y a los gobiernos), en cuarto se ubica la economía (75%) y en quinto la esperanza de tener un mejor país para el futuro (61%).
Los medios de comunicación (incluidas las redes sociales) son una herramienta clave para informar sobre cuestiones sociales, políticas y sociales, fuente de información sobre el clima social. Las noticias sobre la realidad política suelen poner el foco en la división y la crispación. Aunque no ocurre solo en la política.
A las personas cuestionadas, quienes consideran que la política es un problema valoran peor a los líderes de izquierda y mejor a los líderes de derecha y viceversa.
La insatisfacción genera alienación política, generando dos componentes: falta de eficacia (percepción de que no se puede influir en el sistema político) y falta de confianza (no se cree que los líderes y en los partidos políticos, llámese oposición al gobierno).
Esta falta de eficacia genera indefensión y producirá abstencionismo. Si nada va a cambiar, ¿para qué votar? Es más probable que voten por personas progresistas, pues su principal motivación es cambiar las cosas. Señalan que los partidos políticos se acusan unos a otros de la crispación y la polarización.
Los votantes parecen más partidistas que demócratas. Es decir, tienden a perdonar el comportamiento antidemocrático cuando quien lo hace pertenece al partido con el que se identifican. Los políticos y los partidos tienen una gran responsabilidad en salvaguardar a la democracia. Para los partidos el apelar a los instintos de los votantes es una herramienta para aumentar sus posibilidades de ganar en las elecciones.
Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!