CONTACTO AL MINUTO

Rolando Daza

Apunte:

Es necesario para el bien de nuestro estado, que las Instituciones educativas de nivel medio y nivel superior, formen a jóvenes con programas de estudios de vanguardia, con incorporación de la tecnología, los profesores enseñen con técnicas didácticas que impacten a los estudiantes y generen en ellos el deseo de “pensar”, de innovar y, sobre todo, valorar su participación en el desarrollo de un mejor estado y país.

Los “adultos jóvenes” (entre los 23 y los 34 años) son el 24.3% de los más de 6 millones de habitantes del estado de Guanajuato, se encuentran en una etapa de la vida donde se producen una gran cantidad de cambios en el interior de la persona, es la mejor época para aplicar lo aprendido, tienen hambre de crecer, aprender; para ello deben tener la capacidad de pensar, de ver las cosas tal y como son.

Las Universidades deben de aprender que sus estudiantes tienen valores distintos a otras generaciones, con valores ecologistas, una fuerte orientación a los negocios y las oportunidades. Aspiran a una vida feliz, a la medida de sus intereses y juzgan aquello que consideran injusto.

Nacieron con los teléfonos digitales y las computadoras en las manos. Viven a través de las redes sociales, se comunican y valoran todo lo que pasa por la red, expresándose libremente a través de las RS que les sirven de altavoz.

Están formados en la competencia del mercado haciendo que se especialicen, también deben saber adaptarse a lo que se les pide, que tengan un buen nivel de inglés y conozcan al menos otra lengua más. Utilizan Internet como fuente básica de información y formación. A menudo se declaran autodidactas y emprendedores, y utilizan la red para explorar sus posibilidades.

Asimismo, y parece contradictorio, mantienen una actitud distante y menos afectuosa hacia su familia, quieren cambiar las normas, permanecen absortos muchas veces, eluden las responsabilidades impuestas (de ahí que permanezcan poco tiempo en trabajos exigentes, demandantes y con poco reconocimiento y recompensa), tienen una actitud negativa hacia las personas, y muchas veces hacia sí mismos.

Las Instituciones de educación deben, además, considerar que estos jóvenes, creen en el emprendimiento, en sus capacidades y están dispuestos a renunciar a modelos de vida más clásicos por vivir diferentes experiencias. Dan prioridad a su formación, a su vida profesional y a su crecimiento personal sobre otros intereses como la búsqueda de una pareja que los complemente. Buscan hacer su vida más práctica y cómoda, estudian las condiciones y características de los productos que desean adquirir para asegurarse de que serán una buena inversión.

Es otro mundo, otra realidad, está bien preocuparse por las empresas para producir oportunidades; sin embargo, las Universidades se deben de preparar para salir adelante ante el reto de “generar” para el futuro personas con valores, actitudes y habilidades que les permitan ser factores de cambio positivo para nuestro país.

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