Por Marycarmen Soria Narváez
Durante el mes de mayo de 2022 la inflación fue del 7.58%, el dato más alto desde hace muchos años; la vida está cada vez más cara, los precios suben constantemente y los sueldos no alcanzan para cubrir las necesidades básicas de una familia.
El domingo pasado se llevaron a cabo elecciones en seis estados del país, el costo total de dicho ejercicio democrático nos costó a los ciudadanos $1 709 821 797, mil setecientos nueve millones, ochocientos veinte y un mil setecientos noventa y siete pesos. Un gran porcentaje de este dinero fue para financiar a los partidos políticos y un porcentaje menor fue para organizar las elecciones.
Elecciones en las cuales los partidos de Morena, Acción Nacional (PAN), y el PRI sacaron las votaciones más altas, mientras otros partidos chicos o locales, juntos y entre todos, sacaron máximo el 11% de los votos. Aunado a una gran apatía que crece por las elecciones, haciendo que el voto salga muy caro.
Morena ganó 4 gubernaturas: Oaxaca, Quintana Roo, Hidalgo y Tamaulipas; el Partido Acción Nacional ganó Aguascalientes y Durango. Esto no significa que la oposición sea aceptada o esté haciendo un mejor trabajo, todavía tienen muchos retos por delante como avanzar en la detección de financiamiento ilegal de los partidos políticos, en la fiscalización de los topes de gastos de campaña y en la contención de las operaciones electorales ilegales por parte de gobiernos y partidos.
Entre la crisis y el alto costo de los insumos básicos y lo que cuesta financiar Partidos Políticos, deberíamos de darle más valor a ir a votar y exigir más transparencia, rendición de cuentas, apoyo y/o acompañamiento a problemas sociales a los partidos, incluso sería interesante que se subiera al 5% el mínimo del porcentaje de votación para conservar su registro.
Los partidos políticos se están alejando cada día no solo de los ciudadanos, sino de sus propios militantes, y eso es algo muy grave que debería de preocupar y ocupar a todos los dirigentes políticos.
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